Horror en Lomas de Zamora: el brutal femicidio de Candela Magalí Azoya que conmociona al país
Candela Magalí Milagros Azoya, una adolescente de 17 años, fue brutalmente asesinada y sus restos calcinados fueron abandonados junto a las vías del ferrocarril Roca, en la localidad de Villa Albertina, partido de Lomas de Zamora. La joven, que residía en Mar del Plata pero estaba visitando a su madre, había desaparecido el 27 de noviembre tras salir a buscar unas zapatillas usadas que compró por redes sociales.
El caso tiene un detenido: Carlos Azoya, primo hermano de la víctima, de 22 años. Las cámaras de seguridad fueron determinantes para identificarlo, y otros dos sospechosos, hermanos, se encuentran prófugos. La fiscal Carla Furingo, a cargo de la UFI N.º 1 de Lomas de Zamora, investiga el hecho como un homicidio triplemente agravado: por violencia de género, por la participación de tres personas y por ensañamiento.
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Un hallazgo macabro
El horror se desató en la madrugada del sábado 30 de noviembre, cuando vecinos encontraron restos humanos calcinados entre basura quemada a la vera de las vías del tren que une Temperley con Haedo. Un pie semi calcinado y una media que posteriormente la reconoció por la madre de Candela encendieron las alarmas.
Tras el aviso, la Policía Científica inició un rastrillaje en la zona, que permitió hallar más restos a 300 metros del lugar, incluidos la cabeza y varios huesos, todos calcinados. Sin embargo, hasta el domingo no habían encontrado el torso de la víctima.
Según los investigadores, al cuerpo lo quemado con nafta y las partes se trasladaron en bolsas de arpillera utilizando un carro prestado por un vecino. “Todo estaba tan quemado que será muy difícil extraer ADN”, señalaron fuentes judiciales.
La última vez que fue vista
Candela fue vista por última vez en la plaza Santa Marta, a donde llegó junto a su primo para recoger las zapatillas que había comprado. Cámaras de seguridad registraron que posteriormente ingresó con él y dos hombres a un aguantadero en Villa Centenario, un lugar conocido por la venta de paco.
“Los testigos confirman que Candela entró, pero nunca salió de ese lugar”, relataron fuentes cercanas al caso. Allí, los investigadores encontraron sangre, un colchón y el carro utilizado para trasladar las bolsas con los restos.
Una cadena de horrores
Según testigos, la noche del crimen se observaron bidones de nafta en el aguantadero, que los sospechosos habrían utilizado para incinerar el cuerpo. Cerca de las 2 a.m. del 28 de noviembre, los tres hombres cargaron las bolsas con los restos en el carro y las llevaron hasta las vías.
Candela, según afirmó su madre, no consumía drogas y se encontraba de visita en la zona. Sin embargo, los investigadores creen que habría acompañado a su primo al lugar por confianza. Mientras Carlos Azoya espera que lo indaguen, la justicia continúa la búsqueda de los otros dos prófugos.