Franco busca a hombre de Temperley para agradecerle su ayuda desinteresada cuando quedó varado con su moto en la provincia de Jujuy
El es Francos González, es de la ciudad de Salto, al norte de la Provincia de Buenos Aires, y busca a Sebastián, un hombre que lo ayudó desinteresadamente cuando quedó varado en medio de la nada. Con un par de fotos que tomaron aquel día, Franco publicó en sus redes sociales, que busca a este hombre de Temperley para agradecerle su ayuda.
La historia que lo llevó a buscar a Sebastián transcurrió en abril del 2016, cuando comenzó su travesía en moto. «Yo estaba haciendo mi primer viaje largo, con 24 años y poca experiencia decidimos ir a la Quiaca con un amigo», relató Franco.
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«Todo venia marchando bien hasta que hicimos toda la quebrada y sin experiencia hicimos subidas bajadas, apuntadas; pero no tomamos en cuenta la diferencia de consumo (de nafta) en la altura y la fuerza».
«Así que bajamos del Cerro Hornocal (Humahuaca, provincia de Jujuy) y tomamos la ruta 9 en dirección a La Quiaca. Antes de llegar a Abra Pampa, en el medio de la nada mi moto se apaga», relató. Y continuó, «lo último que nos imaginamos era la nafta, ya que habíamos llenado en Tilcara. En condiciones normales llegábamos, pero allá no…» explicó entre risas.
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En ese momento aparece Sebastián en escena, quien también circulaba en motocicleta, y Franco le comentó que no sabía el motivo porque su moto dejó de funcionar. «Las textuales palabras de él fueron: ‘yo no entiendo mucho, pero ¿Tenés nafta?’ Si le digo, mientras abría el tanque y veía que estaba seco. Así me sentí el más inútil del mundo (risas)».
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Afortunadamente Sebastián, no dudó un segundo en ayudar y sacó un bidón le pasó 5 litros de nafta y le dejó algunas recomendaciones hasta llegar a La Quiaca. Luego intercambiaron números de contacto y siguieron viaje cada uno por su lado.
Anécdota: «Sebas baja la velocidad y me hace seña con el pulgar si estaba todo bien, yo abro los 5 dedos como en señal que pare, el me saluda y sigue (risas). Por suerte, miró por el espejo que yo levantaba las dos manos y pego la vuelta. Me dice: ‘pensé que me estabas saludando, la próxima baja el pulgar (risas)’.
Pero la historia no termina, 50km antes de la Quiaca el destino le jugó otra mala pasada; en un pueblito llamado La Intermedia, que Franco recuerda como «20 casitas de barro, un almacén, una gomería y a las 22hs apagan la luz del pueblo».
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Como consecuencia del largo viaje, «se rompe el rodamiento y la masa de la rueda trasera, sin señal ni nada, armamos la carpa en la vereda de la gomería. Mi amigo se fue en el colectivo «El Quiaqueño» a ver si conseguía repuesto lo cual no ocurrió ese día.
Por su parte, Franco intentó contactar a Sebastian, quien sabía que estaría en La Quiaca, pero no lo logró hasta el segundo día. «Enseguida se puso a disposición y busco a mi a mi amigo, al no encontrarlo se vino hasta el pueblo donde yo estaba y ahí fue donde saque la foto del mate».
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«Armamos todo, el volvió y nosotros llegamos a La Quiaca. Cuando volví se me rompió el celular y ahí perdí el contacto. Nunca le pude agradecer la la nafta y la buena predisposición. No me cobró la nafta porqué me dijo: ‘Deja que los dos estamos en la misma’. Lo entendió todo».