El bombero gastó todos sus ahorros y se vistió de Papá Noel para llevar alegría a los más chicos
En los días previos a la Nochebuena, la plaza Leandro Alem, en Villa Ballester, fue testigo de una emotiva cruzada solidaria liderada por un Papá Noel muy particular, Oscar Ferreyra, un bombero voluntario de 29 años que decidió transformar su historia de vida en una fuente de esperanza para los más chicos.
Ferreyra, vecino de la zona, utilizó un préstamo destinado inicialmente a saldar una deuda para comprarse un disfraz de Papá Noel, golosinas y una bolsa especial, con el objetivo de repartir alegría entre los niños y sus familias. “No me parecía prioridad pagar la deuda, así que pedí una prórroga y usé parte de la plata para esto,” explicó.
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Un pasado lleno de obstáculos
La historia de Oscar está marcada por la adversidad. Creció en un orfanato hasta los 16 años, momento en el que regresó a su hogar materno, pero pronto optó por vivir en la calle debido a los maltratos. Durante esos años difíciles, enfrentó el consumo de drogas. “Es todo cuestión de voluntad. Empecé con changas de pintura y de a poco pude acomodarme,” relató.
Con esfuerzo, logró salir adelante y cumplió uno de sus sueños: convertirse en bombero voluntario. A lo largo de sus 11 años de servicio, primero en el área de incendios y ahora en la prevención de boliches, su vocación solidaria creció. “En mi adolescencia, decidí que quería hacer todo lo posible para ayudar. Bomberos fue una opción, pero sentía que podía hacer más.”
DE BOMBERO A PAPÁ NOEL
La idea de convertirse en Papá Noel nació tras una visita a un hospital, donde escuchó a varios niños preguntar a sus padres por los regalos de Navidad. “‘Vamos a ver qué te trae Papá Noel’, les decían. En ese momento me decidí,” contó. Desde entonces, ha recorrido plazas, calles y hasta el shopping Unicenter para repartir golosinas y juguetes.
Ferreyra también utiliza sus redes sociales para pedir donaciones de juguetes, buscando ampliar su alcance. Aunque el momento más difícil es cuando se queda sin regalos para repartir, asegura: “Ya me alegra mucho cuando pueden llevarse un jugo, un alfajor o una golosina.”
Inspirado por el ejemplo de su padrastro
Oscar recuerda con emoción a su padrastro, a quien considera su verdadero padre, y quien le inculcó el valor de la solidaridad. “Si me traía algo para mí, tenía que traer algo para los demás chicos también. Por eso, no solo apunto a los chicos más necesitados, sino a cualquiera que pueda ser feliz con algo de Papá Noel,” destacó.
Aunque sueña con trabajar en un hogar de tránsito, Ferreyra ya está planificando nuevas iniciativas solidarias para las fiestas de fin de año, incluida una entrega especial para Reyes Magos. “Una mujer se ofreció a regalarme un disfraz. En definitiva, de eso se trata: que la gente empiece a ser más solidaria. Siempre hay alguien que lo necesita y podemos hacer algo para ayudar,” concluyó.