«Me sacaron a la flaca»: la historia de Claudia Villagra, la ciclista que salió el domingo a trabajar y que no regresó
Claudia Villagra tenía 47 años y una rutina silenciosa que hablaba de amor, esfuerzo y compromiso. Aquella mañana de domingo, el 18 de mayo, se levantó temprano en su casa de Villa Centenario, en Lomas de Zamora. El cielo hacía pocas horas se había iluminando, pero ella ya estaba en pie. Su destino era la peluquería en la que trabajaba desde hacía veinte años, ubicada en Itatí y Camino Negro. Iba a hacer un par de cortes, apenas unos minutos de trabajo que significaban un alivio económico. Nunca llegó.
Hizo apenas 500 metros en bicicleta cuando un Volkswagen Gol Trend la embistió en Falleres al 900. El impacto fue fatal. El auto, descontrolado, terminó volcado sobre otro vehículo estacionado. Su conductor, Tobías Ezequiel Alurralde, de 24 años, dio positivo en el test de marihuana. Está internado en estado reservado en el Hospital Gandulfo.
Lee también:
- Choque, vuelco y una ciclista atropellada
- Video: momento del choque y vuelco donde perdió la vida una ciclista

Una cámara de seguridad registró la tragedia. La calle tranquila se transformó, en cuestión de segundos, en una escena de dolor. Fueron dos limpiavidrios quienes se acercaron hasta la casa de Sergio Quiña, pareja de Claudia, para darle la noticia. Eran apenas las nueve de la mañana.
Una década peleándola juntos
Sergio, 42 años, no puede evitar el llanto. “Me quedé solo, me sacaron a la flaca”, dice con voz entrecortada. Habían cumplido diez años de amor el 15 de abril. Ese domingo, ella lo despertó con una pregunta que hoy resuena como un eco imposible: “¿Amor, vas a ver la Fórmula 1?”.
Vivían en la calle Pío Baroja al 600, a solo una cuadra del lugar donde, cuatro meses antes, asesinaron en un asalto a Uma Aguilera, una nena de nueve años. El barrio arrastra un duelo tras otro.

La vida para Sergio venía golpeada: había perdido su trabajo de custodio de mercadería, luego uno nuevo de apenas dos meses. Probó suerte como chofer de aplicaciones, pero dos semanas antes del accidente fue asaltado: “Uno tenía un cuchillo de carnicero y el otro una 9 milímetros”, cuenta. En ese episodio le robaron la billetera y el celular.
A todo eso se suma el peso de las pérdidas familiares. Su padre, Alejandro Quiña, miembro del Grupo Halcón de la Policía bonaerense, murió en cumplimiento del deber en 1999. Su madre falleció hace cuatro años tras una larga enfermedad. Claudia fue quien la cuidó hasta el final. “Incluso hasta la higienizaba en la cama”, recuerda Sergio.
«Toqué fondo en todo sentido”
Antes de salir ese domingo, Claudia Villagra dejó una lista de pequeñas promesas: “Me voy a hacer esos dos cortes. Hay un pedacito de rosbif en la heladera. ¿Me hacés ese guisito que me gusta? Compro frutas y verduras en la feria. A las dos estoy acá”. Pero no volvió.
El martes siguiente fue el sepelio. Asistieron sus padres, Beto y Susy, y sus hermanos Diego, Sebastián y Mariela. Claudia era hincha de Racing y madre de dos hijos: Gabriel (30) y Magalí (23).
Lee también:

“Me pasan todas. Me quedo sin trabajo, me roban, perdí la fe, perdí la economía, perdí la salud, perdí a mi mujer, que era lo que más quería, toqué fondo en todo sentido”, resume Sergio, incapaz aún de hallar consuelo.
Había conocido a Claudia por casualidad, mientras le alquilaba un garaje a un amigo. Un día la vio pasar. “¿Quién es ésta?”, preguntó. Averiguó su nombre, su trabajo, y se presentó en la peluquería con la excusa de un corte. “Yo me enamoré cuando pasaste”, le dijo. Ella se resistió, pero terminó aceptando. Nunca más se separaron. “Me quiero hacer viejo con vos”, le dijo alguna vez.
Ese sueño, como tantos otros en este país sin freno, terminó destrozado por un conductor drogado. La causa fue caratulada como “homicidio culposo” y está a cargo del fiscal Carlos Patricio Pérsico, de la UFI 10 de Lomas de Zamora.