Esta semana, la planta de Dánica en Llavallol retomó su producción tras la intervención del Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, que evitó su cierre. Sin embargo, la reactivación comenzó con solo una parte del personal, dejando fuera a un grupo de empleados que ahora exigen ser reincorporados.
El reinicio de actividades, que tuvo lugar el lunes 27 de enero, se concretó con el respaldo del gobierno bonaerense, que asumió el pago parcial de los salarios a través de un programa de asistencia a empresas. La medida fue avalada por el Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria del Aceite (SOEIA), aunque generó malestar entre los trabajadores que no fueron convocados.
Según trascendió, de los más de 100 operarios despedidos, solo 24 fueron reincorporados en esta primera etapa, lo que llevó a los restantes a manifestar su descontento mediante un documento público dirigido al gobernador Axel Kicillof. En el comunicado, denuncian que desde 2019 han sido afectados por decisiones empresariales que perjudicaron sus condiciones laborales, incluyendo despidos, retención de salarios, rebajas en los sueldos y deterioro de la infraestructura de la fábrica.
“Lo que debería ser un día de alegría para todos es, en cambio, un día de profunda tristeza para muchos. Nos sentimos estafados por la empresa que confiamos y defendimos, traicionados por el sindicato que debía protegernos, y defraudados por el ministerio que alguna vez albergó nuestras esperanzas”, se expresa en una carta de los operarios despedidos al gobernador Axel Kicillof publicaba el medio especializado DataGremial.

Los empleados que quedaron afuera de la reapertura sostienen que la fábrica sigue siendo rentable y acusan a la empresa de intentar precarizar aún más la mano de obra, deshaciéndose de trabajadores con años de antigüedad. Además, señalan que muchos de los despedidos recibieron indemnizaciones por debajo de lo que les corresponde, mientras que otros ni siquiera han sido notificados formalmente de su desvinculación.
“Podemos afirmar que hemos sido víctimas de uno de los mayores fraudes laborales que jamás hayamos conocido. Desde 2019, cuando este grupo empresarial se hizo cargo de nuestra fábrica, comenzó nuestro calvario. Fuimos testigos de despidos injustificados, muchos de ellos de personal capacitado y necesario; retención de salarios; rebajas de sueldos; pérdida de categorías laborales; degradación de la maquinaria e infraestructura; inversiones mal gestionadas; y, sobre todo, decisiones empresariales negligentes que pusieron en peligro no solo la producción, sino también la vida de los trabajadores, el barrio y la fábrica misma. Cada jornada laboral se convirtió en una carga insostenible, con condiciones cada vez más precarias y agotadoras”, marcaron.
Por otro lado, la empresa justificó el cierre de la planta en diciembre pasado debido a dificultades económicas vinculadas a los altos costos laborales, problemas logísticos y una caída en las ventas. Luego de un mes sin actividad y tras intensas negociaciones, el Ministerio de Trabajo logró incluir a Dánica en un programa de asistencia estatal para garantizar el pago de sueldos y posibilitar la reapertura.
El acuerdo contempla una reincorporación progresiva del personal, con una dotación inicial de 40 empleados, que podría ampliarse con el tiempo. No obstante, algunos trabajadores optaron por aceptar retiros voluntarios.
El gobernador Kicillof calificó la reapertura como un logro no solo para los empleados de la planta, sino también para toda la provincia, aunque el conflicto por los despidos aún sigue latente.