Histórica murga de Lomas de Zamora cumple 20 Años de pasión, música y tradición: anuncia su último carnaval
El carnaval 2025 marcará una fecha que quedará en la memoria de “Los Locos de Fiorito”, la murga que, cumple 20 años de historia en el Barrio Libertad, anuncia su último carnaval. En diálogo con Nazareno Martínez, creador y director de esta murga, nos compartió los motivos detrás de esta emotiva decisión, a la vez que repasó los hitos que forjaron el carácter de la murga.
Fundada en febrero de 2005, “Los Locos de Fiorito” nació en el patio de la casa de Patricia Iñigues, conocida como Pato, madre de Naza y pieza clave en los primeros pasos de la murga. «Después de un tiempo de bailar en la casa de mi vieja, salimos a la calle de tierra donde ensayábamos todos los viernes», recuerda Naza, quien menciona con orgullo los colores que identifican al grupo: rojo, azul y amarillo, votados por los integrantes durante sus primeros años de actividad.
A lo largo de estas dos décadas, la murga participó en corsos, festivales y eventos barriales, destacándose por su espíritu comunitario y su lucha por el uso de los espacios públicos. Han recorrido varios puntos del país, participando en festivales en Santa Fe y La Plata.
La Murga como Refugio
Para Naza, la murga no es solo un espacio de expresión artística y de lucha comunitaria. Es mucho más que eso: es un pilar fundamental en su vida, especialmente en momentos de gran dificultad. «En 2019 me detectaron cáncer, así que tuve que operarme, hacerme quimioterapia y, bueno, me agarró una depresión y muchas tristezas», cuenta. Pero en ese tiempo oscuro, la murga fue clave en su recuperación. “La murga fue parte de esa recuperación hermosa que me dio felicidad en mi peor momento”, confiesa emocionado.
El sentido de pertenencia y familia que se vive en «Los Locos de Fiorito» fue el motor que lo ayudó a salir adelante. “La murga es familia, está mi mamá, mis hermanos, mis cuñadas, mi señora, mis sobrinos y mis hijos”, dice. Este espacio, que en su origen fue un lugar para compartir con amigos y vecinos, se transformó en un sostén emocional. Cada ensayo se convirtió en un punto de encuentro, una rutina de afecto y apoyo que se mantiene hasta hoy. “Ensayamos jueves, viernes y sábado a las 18 hs”, comenta Naza, subrayando la importancia de la constancia y el esfuerzo colectivo para mantener la energía del grupo.
Situación económica
Sin embargo, el desgaste económico y las dificultades para sostener el proyecto llevaron a que 2025 sea el año de su despedida. Naza relata la ardua tarea de mantener viva la murga: “Se nos hace difícil mantenerla, sacarla adelante es todo a pulmón. Nos cuesta mucho hacer los trajes, organizar el Día del Niño. Son muchas cosas que llevamos haciendo durante muchos años y ya no nos alcanza para nada la plata”.
“Imagínate que son 40 chicos y hay que hacerles los trajes. Nosotros hacemos rifas y bingos para solventar los gastos”, agrega Naza, quien incluso prepara las pizzas para los jóvenes de la murga. Los altos costos, como los 25 mil pesos por cada traje y los 90 metros de tela que se requieren, sumados a los gastos de transporte, convirtieron el sueño de la murga en una batalla constante. Sin embargo, la pasión y el compromiso con su barrio se mantienen firmes hasta el final.
La situación económica del país afectó también al comedor comunitario Los Diez Patitos, gestionado por Pato, que tuvo que reducir su actividad a solo una vez por semana debido a la falta de recursos.
A pesar de estos contratiempos, siguen ensayando todo el año, organizando rifas y bingos para cubrir los gastos que conlleva mantener una murga activa. Actualmente, ensayan los jueves, viernes y sabado a las 18 hs en Flancisco Florentino 194, en Villa Fiorito.
Los Corsos: La Gran Fiesta Comunitaria
A pesar de los desafíos económicos, la pasión por la murga no se detiene. «Ahora ya estoy planeando todo, cómo hacer los corsos, cuántas murgas van a venir. Siempre metemos entre 35 o 40 murgas, más o menos», explica, mientras detalla la logística que implica organizar un evento de tal magnitud.
La organización de los corsos no es tarea sencilla. Naza y su equipo deben coordinar con otras agrupaciones, ver las fechas que mejor les convienen y gestionar todos los elementos necesarios para el evento. “Tratamos de conseguir las cosas a consignación, como la espuma», comenta, refiriéndose a uno de los productos indispensables en todo corso.
La comunidad murguera se extiende más allá de Fiorito. “Tenemos sonido, escenario, y vamos hablando con murgas independientes, como ‘El Colectivo Murguero’ y la ‘Unión de Murgas de Lomas de Zamora’”, detalla. Gracias a este trabajo en red, «Los Locos de Fiorito» logran atraer murgas de distintos puntos del conurbano y la provincia de Buenos Aires. “Vienen murgas de San Isidro, Santos Lugares, General Rodríguez, Ezeiza…”, enumera con orgullo. La demanda es tan alta que, año tras año, se quedan sin lugar para tantas agrupaciones que quieren ser parte del corso.
Uno de los momentos más especiales para la murga fue la visita de «Mala Yunta» de Ituzaingó, quienes fueron los primeros en participar en sus corsos. Desde entonces, otras murgas se han sumado, como “Espíritu Cascabelero”, “Escalando Sin Remedio” y “Cachengue y Sudor”. Las amistades forjadas en estos eventos, como la que hicieron en Suardi, son el reflejo del sentido de comunidad que define al mundo de la murga.
El carnaval 2025 no solo será la despedida de “Los Locos de Fiorito”, sino también un emotivo homenaje a dos décadas de historia, lucha, amistad y resistencia cultural. Para Naza, la murga no se termina; su legado seguirá vivo en cada barrio, en cada niño que baila y en cada rincón donde el sonido de los bombos y platillos marque el ritmo de la celebración popular.