Atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas: el día que cambió la historia de Estados Unidos
El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos vivió una de las jornadas más trágicas de su historia reciente: el atentado a las Torres Gemelas. A las 8:46 de la mañana, el vuelo 11 de American Airlines, secuestrado por yihadistas de la organización terrorista Al Qaeda, se estrelló contra la fachada norte de la Torre Norte del World Trade Center, en Nueva York. Este fue el primer golpe en una serie de atentados que dejaron profundas cicatrices en el país y que alteraron el curso de la política internacional.
Diecisiete minutos después, a las 9:02, el vuelo 175 de United Airlines, también secuestrado, impactó en la Torre Sur del mismo complejo. Los dos ataques, ejecutados en rápida sucesión, dejaron atónito al mundo entero, transmitiendo imágenes que todavía permanecen en la memoria colectiva: los rascacielos envueltos en humo, personas atrapadas en los pisos superiores y el colapso de las torres en menos de dos horas.
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El impacto del vuelo 11 destruyó por completo las vías de escape de la Torre Norte, atrapando a 344 personas en los pisos superiores. En el caso del vuelo 175, golpeó la Torre Sur entre los pisos 77 y 85. Solo 18 personas lograron escapar a través de una escalera que milagrosamente quedó intacta.
El fuego, combinado con los daños estructurales causados por los impactos, debilitó las torres. La Torre Sur fue la primera en derrumbarse a las 9:59, después de arder durante 56 minutos. La Torre Norte siguió el mismo destino a las 10:28, tras haber resistido 102 minutos desde el primer impacto. El colapso de ambos edificios los redujo a escombros y polvo, sepultando a miles de personas y a los equipos de emergencia que trabajaban en el lugar.
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Dos aviones más
Los ataques no se limitaron a Nueva York. A las 9:37, un tercer avión secuestrado, el vuelo 77 de American Airlines, impactó contra una sección del Pentágono, el corazón militar de Estados Unidos, ubicado cerca de Washington DC. Un cuarto avión, el vuelo 93 de United Airlines, nunca llegó a su objetivo, que se presume era el Capitolio o la Casa Blanca. Los pasajeros, conscientes de la situación, lograron frustrar el ataque, forzando que el avión se estrellara en una zona rural de Shanksville, Pensilvania.
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A las 17:20, el colapso del World Trade Center 7, un edificio cercano que albergaba oficinas gubernamentales, marcó el fin de la devastación material en Nueva York. Este edificio no fue impactado por ningún avión, pero los incendios provocados por los escombros y el colapso de las torres principales lo llevaron a una falla estructural.
El saldo de los ataques fue devastador: cerca de 3.000 personas perdieron la vida, y el mundo quedó conmocionado ante el alcance de la destrucción y la audacia de los terroristas. Este evento no solo marcó una tragedia humana y material sin precedentes en suelo estadounidense, sino que también desencadenó una serie de respuestas políticas y militares que redefinieron la política exterior de Estados Unidos. La «Guerra contra el terrorismo» se convirtió en una prioridad global, con la invasión de Afganistán y la creación de nuevas políticas de seguridad interna.