La historia de lucha de Florencia Cabrera de Gran Hermano: «Me fundí, lloré… pero me levanté y seguí adelante»
Florencia Cabrera, la ex participante de Gran Hermano que sacudió con su historia de lucha y superación, sigue siendo un referente en la temática del body positive. Tras más de tres meses de su salida del reality, la joven de 34 años proveniente de Lomas de Zamora sigue siendo un ejemplo de empatía y determinación.
Su trayectoria no fue fácil. Desde temprana edad, Cabrera persiguió el sueño de ser modelo, enfrentando rechazos y estereotipos que limitaban su camino en la industria. «Toda la vida fui curvy y siempre quise ser modelo. En las agencias no aceptaban el tipo de cuerpo que tengo yo. Mi carrera fue una frustración», relató en una entrevista para Revista GENTE.
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El momento crucial llegó cuando se le presentaron dos oportunidades: ser modelo en China durante cuatro meses o ingresar al famoso programa de televisión. «Fue tremendo tomar la decisión. Yo me presenté muchas veces y nunca me llamaron. En esta no me tenía confianza», confesó. Finalmente, optó por Gran Hermano, donde su presencia no solo marcó el programa sino que también logró instalar en la agenda pública el tema del body positive, algo que siempre ha sido un desafío en los grandes medios de comunicación.
En su paso por la casa, Cabrera confrontó sus propias inseguridades y se enfrentó a la presión de los estándares de belleza. «En el mundo del modelaje hay varios perfiles de modelos. Yo mido 1,73 y mi altura no va para un desfile. Primer descarte. Para una campaña publicitaria tenes que bajar de peso porque la cámara, o lo que sea. ¡Descartado! ¿Una produ con lencería? ¡No! Tenés que tener un cuerpo hegemónico», explicó, destacando los desafíos que enfrentan las personas con cuerpos diversos en la industria.
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Su historia es un reflejo de miles de jóvenes que aún luchan por ser aceptados tal como son, desafiando los estándares preestablecidos y buscando la aceptación propia. «Un día me pregunté cuánto voy a vivir. Realmente mañana no estás más y vos pasaste la vida haciéndote mierda la cabeza encerrada, llorando, sin usar la ropa que querías, taparte el cuerpo por vergüenza o ponerte cosas holgadas para que un boludo no te pregunte si estás embarazada. Me pasaba en mi adolescencia, y me sigue pasando», reflexionó Cabrera.
A pesar de las dificultades, su mensaje es claro: no rendirse ante la presión externa y seguir luchando por la aceptación y la inclusión. Su historia inspira a miles y pone de manifiesto la necesidad de un cambio en la percepción de la belleza y los estándares en la sociedad actual.
Apoyo de tu entorno
La fortaleza de Florencia Cabrera no solo proviene de su propia determinación, sino también del apoyo incondicional de su familia. En una conversación íntima, la joven compartió cómo el respaldo de sus padres fue fundamental en su camino hacia la aceptación y la realización de sus sueños.
«Los padres quieren que los hijos sean felices, y apoyan cada cosa que uno quiera. Eso me pasó y me pasa con ellos», afirmó Cabrera. Aunque reconocía que no era fácil para sus padres verla frustrada por no alcanzar sus metas, siempre la alentaron a seguir adelante y a persistir en la búsqueda de sus sueños. Esta contención familiar fue crucial para mantener su fortaleza emocional a lo largo de su trayectoria.
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Pese a las dificultades y las luchas internas que enfrentó, Cabrera afirmó que nunca llegó a vivir situaciones límite o pensamientos oscuros. «No. La realidad es que siempre hice un trabajo interno para tratar de estar bien, aunque hay cosas que me afectaron mucho en la autoestima», compartió.
El punto de inflexión en su vida llegó a los 28 años, cuando enfrentó una operación por unos quistes relacionados con la endometriosis. Este evento marcó un cambio radical en su perspectiva y la motivó a dejar atrás el odio hacia sí misma. «Fue allí cuando decidí decirle basta al odio hacia mi persona», señaló. Esta experiencia la llevó a separarse de su pareja y a embarcarse en un proceso de autoconocimiento que la ayudó a reconstruir su autoestima.
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El camino hacia convertirse en modelo tampoco fue sencillo. Aunque inicialmente se negó a aparecer en fotos debido a sus inseguridades, finalmente dio el paso y se convirtió en representante de marca, demostrando que la confianza en uno mismo puede abrir puertas inesperadas.
A pesar de su propio progreso, Cabrera reconoce que aún queda trabajo por hacer en términos de aceptación y valoración personal. «Hoy hay pibas que no se ponen un short o una malla en la playa. Me pasó a mí. Llegó un momento en el que tuve que cortar con todo eso», reflexionó. Su historia, marcada por la perseverancia y el autoamor, inspira a muchos a cuestionar y redefinir los estándares de belleza y aceptación en la sociedad actual.