El fiscal a cargo de la investigación del asesinato de Fernando Pérez Algaba, un empresario de 41 años cuyo cuerpo descuartizado fue encontrado en una valija en un arroyo de Ingeniero Budge, en la provincia de Buenos Aires, en julio pasado, ha solicitado hoy la emisión de órdenes de captura tanto a nivel nacional como internacional para dos individuos prófugos.
Estos dos sospechosos, quienes han confesado haber estado en compañía de la víctima el día de su desaparición, están siendo buscados por las autoridades.
El fiscal a cargo, Marcelo Domínguez, quien encabeza la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de Lomas de Zamora, ha pedido la captura de Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas. Estos dos individuos fueron las últimas personas que tuvieron contacto con Pérez Algaba el 18 de julio en el predio «Renacer» de General Rodríguez.
Fuentes judiciales han informado que el juez de Garantías 4 de Lomas de Zamora, Sebastián Monelos, ha ordenado la detención de los sospechosos, pero cuando la policía acudió a sus domicilios, ya no estaban presentes.
Mientras tanto, se llevaron a cabo 18 allanamientos simultáneos en diferentes lugares del conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires. En estos operativos, fueron arrestados Matías Ezequiel Gil, Fernando Gastón Martín Carrizo, Luis Alberto Contreras y Flavia Lorena Bomrad. Los cuatro individuos serán interrogados este mediodía por el fiscal Domínguez.
Los detenidos enfrentan acusaciones por homicidio cuádruplemente agravado debido al uso de un arma de fuego, alevosía, codicia y la premeditación de la acción en perjuicio de Pérez Algaba. Estos cargos conllevan una pena máxima de prisión perpetua.
Para sustentar las órdenes de arresto, el fiscal ha destacado pruebas obtenidas a través de análisis de comunicaciones y seguimiento de movimientos de los teléfonos celulares utilizados por la víctima y los sospechosos.
Según Domínguez, el motivo detrás del homicidio de Pérez Algaba fue una deuda de 50,000 dólares y 17 terrenos que el imputado Pilepich debía entregar a la víctima. Pérez Algaba, conocido como «Lechuga», había acudido al predio de General Rodríguez para encontrarse con Pilepich con el fin de resolver esta deuda.
En los registros de comunicación, «Lechuga» había expresado preocupación por su seguridad, temiendo ser baleado en el camino hacia el predio. Además, el fiscal señaló que existía una relación complicada entre Pilepich y Pérez Algaba, caracterizada por disputas, peleas y amenazas, incluso mencionando un incidente previo en el que Pilepich había disparado un arma de fuego hacia la víctima en el mismo predio.
La investigación ha revelado que el homicidio ocurrió luego de la firma de un documento de reconocimiento de deuda entre Pérez Algaba y Pilepich. Durante los allanamientos, se incautaron armas, teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos que podrían estar relacionados con el crimen.
Los registros de ubicación muestran que los teléfonos de los involucrados estaban presentes en el predio «Renacer» de General Rodríguez y luego se desplazaron hasta Ingeniero Budge, donde finalmente se encontraron los restos de Pérez Algaba.
Además de los prófugos, las autoridades están buscando la camioneta Mercedes Benz G500 de Pilepich, que se sospecha pudo haber sido utilizada para transportar los restos de la víctima hasta el arroyo de Ingeniero Budge.
Según la acusación del fiscal, los cuatro detenidos actuaron de manera coordinada y premeditada para asesinar a Pérez Algaba y deshacerse de su cuerpo. El fiscal describe cómo llevaron a cabo el asesinato, desmembraron el cuerpo y lo colocaron en una valija y otros envoltorios antes de arrojarlo al arroyo.
Las autoridades también han identificado conexiones previas entre Pilepich y Contreras, quienes estaban involucrados en una causa por robos. La pareja de Contreras había visto al perro de Pérez Algaba en su domicilio. Además, uno de los detenidos tenía en su posesión la valija en la que se encontraron partes del cuerpo de la víctima.
Los restos de Pérez Algaba fueron descubiertos entre el 22 y 24 de julio en un arroyo de Ingeniero Budge, después de que la dueña de un departamento que había alquilado Pérez Algaba denunciara su desaparición. Se ha revelado que Pérez Algaba era un empresario que había vivido en el extranjero y tenía múltiples deudas que lo ponían en riesgo constante debido a las amenazas de sus acreedores.