Un caso realmente dramático y atroz que conmociona a todos los vecinos de Parque Barón
Una joven con sueños y ansias de progresar publicó en Facebook que se encontraba en la búsqueda de trabajo. En el posteo, detalló que se encontraba desocupada hace meses y que estaba abierta a cualquier tipo de empleo. Finalmente, dejo su teléfono celular como contacto. Al cabo de un tiempo, a su whatsapp le llegó el mensaje de un hombre llamado «Jorge» el cual le preguntó si seguía en la búsqueda laboral, que el tenía un puesto para ofrecerle. El hombre intentaría abusar de ella.
La crónica del horror: solo quería abusar de ella
Siguieron ambos la charla y decidieron verse. Él la citó en una casa ubicada en la intersección de las calles Francisco Siritto e Isla Soledad, a tan solo dos cuadras del Parque de Lomas. Ella accedió y con toda la esperanza de hallar ese trabajo que tanto buscaba, llegó a la vivienda. Allí, Jorge le comentó que «el trabajo es muy sencillo. De ocho de la mañana a dos de la tarde. Son $2000 por hora. Simplemente tenés que cuidar de mi hermano que está enfermo porque tuvo un accidente muy grave. Más que nada es hacerle compañía para que no esté solo» afirmó el hombre.
Hasta ahí todo resultaba bien pero la cosa rápidamente cambió cuando acto seguido, el hombre le dijo: «Mi hermano se quebró la cadera. Hay bañarlo y hacerle unos masajes desde la rodilla hasta arriba de la cadera, especialmente en un músculo«. Esa fue la primera señal en la cual la joven notó que algo no estaba bien con la propuesta laboral. Ella sostuvo entonces que no era enfermera, que no sabía sobre cuidados ni curaciones y que no era la indicada para el trabajo.
El hombre entonces, que quería abusar de ella, arremetió con todo y intentando engañarla, le explicitó lo que estaba buscando: «Simplemente tenés que estimularlo. Tenés que tocarlo en sus genitales para poder despertar sus músculos». La joven ya vulnerada, entendía la situación pero a su vez, desconocía si esa práctica realmente funcionaba o no como receta clínica: «Yo no sé si eso es posible y la verdad que no me animo» expresó angustiada. El hombre abusador terminó por descubrirse: «Tranquila, vamos a hacer una prueba juntos» le dijo.
Todo quedó claro
El hombre la llevó a otra pieza de la casa donde solo había una cama vacía. No existía tal hermano. Ella seguía creyendo que el hombre le enseñaría a realizar algún tipo de curación, pero no. Él se bajo los pantalones, se desnudó por completo, le dio a ella unas servilletas y le pidió que lo tocara en sus partes sexuales. Para colmo le dijo: «Quiero ver tu impresión, no me gusta que la toquen con cara de asco y con la punta de los dedos».
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La chica se negó y desistió. «Fingí tranquilidad y le pedí que me abra la puerta. Quería salir de ahí cuanto antes, estaba aterrada pero mantuve la calma solo para poder salir» expresó la víctima entre angustia y llanto. Finalmente, una vez fuera se cruzó con una mujer a la cual le contó toda la situación para desahogarse y quebró en llanto. La mujer se quedó con ella conteniéndola hasta que su madre llegó al lugar.