Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: una jornada para visibilizar un problema global
Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha destinada a denunciar las distintas formas de violencia que atraviesan a mujeres y niñas en todo el mundo y a promover políticas públicas que permitan avanzar en su erradicación. La fecha también coincide con La Revolución de las Rosas, un movimiento internacional que busca visibilizar la violencia obstétrica.
La iniciativa tuvo su origen en 1981, impulsada por el movimiento feminista latinoamericano, en recuerdo de las hermanas Mirabal —Patria, Minerva y María Teresa—, asesinadas en 1960 en República Dominicana. Años más tarde, en 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó oficialmente la conmemoración mediante la resolución 54/134.
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En ese documento, se definió la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”, e invitó a gobiernos y organizaciones a promover actividades de sensibilización.
Desigualdad y discriminación
Especialistas coinciden en que la violencia contra las mujeres constituye un problema estructural, vinculado a la desigualdad persistente entre géneros y a la discriminación arraigada en las relaciones sociales. Este tipo de violencia puede manifestarse de manera física, sexual, psicológica, económica o cultural, y afecta a mujeres de todas las edades y contextos, sin limitarse a una región o cultura específica.

El abordaje del problema también tiene una dimensión política. Según expertos, la educación y una respuesta judicial adecuada son claves para prevenir nuevas violencias y evitar la impunidad. Para la directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, Luiza Carvalho, alcanzar la equidad de género requiere “transformar las reglas sociales” y los roles que históricamente han subordinado a las mujeres.
La forma más frecuente de violencia contra las mujeres en el mundo es la ejercida por parejas íntimas, que incluye agresiones físicas, abuso sexual y otras formas de maltrato. Naciones Unidas señala además otras manifestaciones graves como el tráfico de mujeres, la mutilación genital femenina, los asesinatos vinculados a la dote, los llamados “homicidios por honor” y la violencia sexual en contextos de conflicto.
Según estimaciones internacionales, hasta el 70% de las mujeres experimenta algún tipo de violencia a lo largo de su vida, lo que confirma la magnitud del desafío y la importancia de reforzar las políticas de prevención, protección y acompañamiento en todos los países.