Sucedió en Villa Centenario
Un joven de 30 años, atropelló y mató a una jubilada el pasado el 21 de diciembre. Desde aquél entonces, pasaron 73 días sin que se tenga rastro de él: se escondió en la casa de su mamá, a tan solo siete cuadras del lugar del crimen.
Fueron los familiares de la víctima quiénes denunciaron haberlo visto en reiteradas ocasiones merodeando por el barrio como si nada y con total impunidad. Recién ayer, los policías lograron capturarlo.

Ana María Liberotti tenía 74 años y era una de las vecinas más queridas y respetadas de todo Villa Centenario. Siempre predispuesta para ayudar, encontró la muerte en la embestida y fuga del detenido.
SE ESCONDIÓ EN LO DE SU MAMÁ
Desde el fatídico día en que el reo mató y, cobardemente, huyó, se autocondenó a ocultarse. Las autoridades allanaron su domiclio varias veces pero no lo hallaron. Y es que no estaba allí sino a siete cuadras, en lo de su mamá.

La investigación del fiscal Patricio Persico, de la Unidad Funcional de Instrucción N°10 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora, llegó a buen puerto. Quizás esto fue gracias a la insistencia del hijo de María quién es personal del Comando de Patrullas Municipal.
Él expresó que «tenía miedo que todo quedará en la nada y en la impunidad total». Por eso, se movilizó incansablemente y acusó haber visto al asesino por el barrio. Tanta insistencia hizo entender a la fiscalía que realmente había algo o mejor dicho alguien.
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Con la orden judicial correspondiente, los azules entraron el Pío Baroja al 500, a tan solo 700 metros del lugar del homicidio y allí estaba: lo atraparon totalmente desprevenido, comiendo y gozando de la vida.