Dos delincuentes sembraron el terror con extrema violencia en diferentes localidades lomenses
En lo que fue el inicio del viernes pasado, a primera hora de la mañana, dos malvivientes atemorizaron a toda la zona del barrio El Faro como así también parte de Fiorito y Villa Centenario. Cometieron 10 robos en una hora. Al menos, esa es la cantidad de lo que se tiene registro.
Se movilizaron a bordo de dos autos, un Renault Logan y un Fiat Siena. Este último, fue el primer robo que cometieron. Lo hicieron para asaltar a cuanta persona se les cruzaba por el camino.
BRUTAL: 10 ROBOS EN UNA HORA
No eran siquiera las ocho de la mañana cuando, circulando en los dos vehículos, comenzaron a delinquir. El primero de los hechos tuvo lugar sobre la calle Pío Baroja al 1700. Allí, los malandras comenzaron su serie de robos, quitándole los celulares a varias personas.
Fueron los desgarradores gritos de una madre los que alertaron a los vecinos respecto de lo que estaba sucediendo. Hasta ese momento, era testigo. Estaba viendo como le robaban a una chicha que iba al colegio. Luego, ella junto a sus hijas intentaron escapar corriendo pero fueron alcanzadas. También les robaron.
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Acto seguido, los delincuentes también le quitaron todo lo que tenía a un joven muchacho que esperaba el colectivo para ir a trabajar. Sobre la misma calle Pío Baroja pero dos cuadras después, los malhechores abordaron a una mamá quién llevaba a su niña al colegio. Iban de la mano cuando abruptamente, las interceptaron.
Allí, el ladrón sin mediar palabra la golpeó salvajemente, la tiro al piso, le quitó sus pertenencias y la siguió golpeando. Todo esto ante la desesperada mirada de la niña quién intentó impedir el robo. Sin el botín, el malviviente se subió al auto y se fugó. La madre y la pequeña salieron corriendo en dirección contraria.
Fueron tan salvajes los culatazos que le pegó que la mujer terminó con la cabeza abierta y partida. No obstante, no pudo robar nada. La niña en su desesperación le pegó con la mochila al nefasto delincuente quién no contento con ello, se subió al auto en busca de nuevas víctimas.
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Nuevamente sobre Pío Baroja pero esta vez al 2000, los ladrones interceptaron a dos niños, hermanos, que iban al colegio. Les robaron los celulares, las mochilas, las camperas y hasta la tarjeta SUBE. Insaciables, luego les robaron a otros jóvenes más que también iban a la misma escuela. Posterior a ello, siguieron robando a madres que merodeaban por la zona.
El brutal y violento éxtasis delictivo contó al menos con 10 robos en el transcurso de una hora, dónde los delincuentes hicieron lo que quisieron y la policía brilló por su ausencia. No hay datos ni indicios de los malvivientes.