La madre de Joaquín Ruffo habló tras el crimen: “Está durmiendo, quedate tranquila”, fue uno de los mensajes que recibió
A dos semanas del asesinato de Joaquín Ruffo, de ocho años, a manos de su padre en Lomas de Zamora, su madre, Natalia Ciak (41), brindó su primer testimonio público. En diálogo con la revista Para Ti, repasó los hechos del 5 de agosto y los antecedentes de la relación con su expareja, Alejandro Javier Ruffo (52), quien tras matar al niño intentó quitarse la vida.
“Está durmiendo, quedate tranquila”, fue uno de los últimos mensajes que Ciak recibió de su esposo antes del crimen. Según relató, ese día había salido temprano a trabajar y fue acompañada hasta la parada de colectivo por Ruffo, quien luego regresó a la casa familiar ubicada en Díaz Vélez y Loria. “Mientras yo esté en casa, la cortesía nunca va a faltar”, le dijo antes de despedirse.
Lee también:
- Mejora el acusado de matar a su hijo y esperan su declaración
- Colectivo atropelló y mató a una perra

Horas más tarde, Ciak advirtió que su hijo no había concurrido al colegio. Poco después, recibió mensajes inquietantes de su esposo: “Hoy no voy a trabajar. Yo con él hago lo que quiero”. Al regresar a su domicilio, encontró la escena del crimen: Joaquín asesinado y Ruffo herido de gravedad, junto a fotografías familiares tachadas o dañadas.
“Jamás pensé iba a ponerle un dedo encima, de verdad. No, no. Yo no vi ninguna señal”, aseguró. La hipótesis de un trastorno psiquiátrico en Ruffo fue descartada por Ciak: “Él no es psiquiátrico. Para nada”.
La madre del niño recordó que en los últimos años el matrimonio atravesaba conflictos constantes. “Hacía ya dos años que yo le decía a Alejandro que me quería separar. Pero me agarraba, me ponía contra una pared y decía ‘Yo voy a cambiar, perdoname. No lo hago más’”, explicó. También señaló que el vínculo de Ruffo con Joaquín era distante: “Nunca fue un padre amoroso ni que quisiera vincularse con Joaqui, y creo que tenía bastante celos de mi relación con Joaquín”.
En su testimonio, la mujer también mencionó los efectos que la situación tenía sobre el niño. “Joaquín ya lo percibía: a su abuela le había dicho ‘Mamá y papá pelean todos los días en mi casa’. Él ya estaba también harto de esa situación. Ya no nos quería ni escuchar. Todo era adelante de Joaquín”, expresó.
Respecto a la relación de pareja, Ciak señaló que había buscado sostener un clima de diálogo. “Yo le preguntaba: ¿cuántos hombres querrían llegar a su casa y ver su casa limpia, ordenada, perfumada, con un hijo inteligente, sano, deportista, buen alumno, buen amigo y cuyos compañeros y amigos amaban venir a casa? Pensaba que tenía una depresión e intentaba ayudarlo, pero él me decía que lo resolvería solo”.
Finalmente, resumió: “No llegué a tiempo para Joaqui. Jamás creí lo tocaría”.