Las anécdotas quedaron para la gloria del suelo lomense
Lomas tiene grandes hitos en la historia nacional e internacional. Es la tierra en donde nació Maradona, dónde vivieron Sandro y Julio Sosa, es el lugar de origen del Día Internacional del Amigo, como por solo remarcar algunas cosas de una extensa lista. Lomas da para todo, incluso hasta lo impensado: hace 100 años el físico premio Nobel de la Ciencia Albert Einstein vacacionó en Llavallol.
Si bien el itinerario de su visita a Argentina se enmarca en una gira por Sudamérica, lo cierto es que el alemán se estresó y pidió que lo llevaran a un lugar dónde pudiera relajarse y descansar. Gustoso, vacacionó en la Llavallol de antaño, cuándo se trataba de una zona de quintas.

Un respiro en medio del furor
Era 1925. El célebre físico Albert Einstein visitó Argentina en el marco de una gira sudamericana que lo llevó a dictar conferencias en varias ciudades del país. Su presencia en Buenos Aires desató una verdadera revolución: multitudes lo vitoreaban, la prensa lo perseguía y su agenda estaba repleta de homenajes y compromisos académicos.
Lejos de encontrarse a gusto por la gran cantidad de actividades que requerían su presencia, se hartó. Hostigado, prácticamente se escapó. Cumplió con sus compromisos pero en cuánto pudo abandonó la apabullante capital.
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La estadía en una tranquila chacra
Según registros históricos y relatos transmitidos de generación en generación, Einstein pasó unos días en una chacra ubicada en la intersección de las actuales calles Moldes y Néstor de la Peña, un predio que hoy ocupa el Colegio La Milagrosa. En aquel entonces, la zona era un apacible paraje de quintas y calles arboladas, el escenario ideal para el descanso que el físico tanto necesitaba.
Se cree que su traslado fue facilitado por un tal Agapito Otero, vecino de Llavallol que contaba con un vehículo en una época en la que estos eran un lujo. La estancia en la chacra fue posible gracias a Bruno Wasserman, un empresario del rubro papelero que ofició de anfitrión tanto en su residencia en Lomas como en su mansión porteña en el barrio de Belgrano, donde Einstein solía hospedarse.

Mitos, música y un legado imborrable
El paso del físico por Llavallol aún despierta especulaciones y curiosidad. Entre los mitos que rodean su estadía, se dice que Einstein aprovechó esos días para tocar el violín, una de sus grandes pasiones. En cartas conservadas por la Universidad Hebrea de Jerusalén, el propio Einstein destacó haber encontrado en Llavallol “buen clima y un descanso maravilloso”.
Aunque no existen fotografías fehacientes que lo confirmen, hay quienes sostienen que se lo vio en el antiguo Llavallol Fútbol Club, e incluso que llegó a posar en una imagen tocando el violín en un elegante salón, lo que alimenta la intriga sobre los detalles de su visita.

A lo largo del tiempo, la historia de Einstein en Llavallol se ha convertido en una de las anécdotas más fascinantes de la zona. Su paso por este rincón del conurbano bonaerense sigue vivo en la memoria local y hasta ha inspirado el nombre de una banda de rock under. A un siglo de aquel episodio, el misterio y el encanto de su visita siguen intactos, sumando un capítulo singular a la historia de Lomas de Zamora.