A un mes del brutal asesinato de Malena Soto en un hotel alojamiento de Ingeniero Budge, la situación judicial de Enzo Daniel Chamorro (26), exfutbolista imputado por “homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género”, se agrava cada vez más.
El femicidio ocurrió el pasado 20 de enero en el hotel Satélite, ubicado en la calle Cosquín al 1800. Las cámaras de seguridad registraron la llegada de Malena y Chamorro, pero solo él fue captado saliendo del lugar. Minutos después, una de las empleadas encontró el cuerpo de la joven en el baño, con una herida en el cuello y sin signos vitales.
Desde entonces, las pruebas en contra del exfutbolista del ascenso, quien supo vestir la camiseta de Camioneros, no han dejado de acumularse. Según reveló la abogada de la familia de la víctima, Guillermina Payero, “luego de cometer el femicidio, Chamorro escapó, se fue a su casa, se cambió y fue a jugar al fútbol. De ahí se dirigió a la casa de una chica”.
La evidencia más contundente proviene de las pericias realizadas sobre la ropa con la que Chamorro fue detenido. Cuando la policía lo encontró en su domicilio, vestía la misma indumentaria deportiva con la que se lo había visto huyendo del hotel. Además, las prendas presentaban manchas de sangre, un detalle crucial que podría sellar su destino judicial.
El relato del personal del hotel también complica al acusado. Las trabajadoras declararon que Chamorro pidió salir para buscar algo de su auto, aunque la pareja había llegado en transporte público. Al negarsele la salida, el exfutbolista saltó un portón lateral y escapó. Este comportamiento sospechoso llevó a las empleadas a revisar la habitación, donde hallaron el cuerpo sin vida de Malena.
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