Martha, la madre de Luciana, protagonizó un emotivo ingreso a la casa de Gran Hermano: «¿A dónde está mi niña?»
La casa de Gran Hermano vivió uno de sus momentos más emotivos con la llegada de Martha, la madre de Luciana Barrionuevo, quien fue la primera familiar de un participante en ingresar a través de la dinámica del «congelados». Su entrada estuvo cargada de palabras de amor y orgullo hacia su hija, en un encuentro que conmovió tanto a los jugadores como a los televidentes.
El evento comenzó cuando los participantes notaron que algo inusual estaba por suceder: la luz de la puerta giratoria comenzó a parpadear y una alarma resonó en la casa, seguida por la voz de Gran Hermano que anunció el inicio del «congelados». Los jugadores, intrigados, se ubicaron mayoritariamente en el living, expectantes frente a la puerta giratoria y el acceso al jardín.
Lee también:
- ¿Quién fue el séptimo eliminado de Gran Hermano?
- Santiago del Moro recordó a Furia: «Yo pensé que iba a ganar»
Tras unos instantes de suspenso, la puerta giratoria se abrió lentamente, revelando a Martha, quien avanzó con calma hacia Luciana. La madre rompió el silencio con una frase que impactó profundamente a todos los presentes: «¿A dónde está mi hija Luciana?». Luego, se acercó a la participante y continuó con palabras que sellaron el momento: «¿A dónde está mi niña? Te amo, bebé, te amo, hijita de mi alma, te extrañé mucho, mucho, mucho”.
Luciana, visiblemente emocionada, no pudo contener las lágrimas mientras abrazaba a su madre. En medio de las lágrimas y los abrazos, Martha reafirmó su apoyo incondicional hacia su hija: “Estoy muy orgullosa de ti, hijita querida. Te amo, bebé. Siempre te dije que te quiero, toda la vida te lo dije. Nunca te abandoné ni te voy a abandonar, hija mía”.
Lee también:
- ¿Dónde y cómo podrá verse la alineación de seis planetas?
- Así se vio la explosión de la nave espacial Starship
Un reencuentro especial
Este reencuentro tuvo un significado especial para Luciana, quien había realizado su transición de género antes de ingresar al programa sin habérselo comunicado previamente a sus familiares. Durante su estadía en la casa, la joven expresó en varias ocasiones sus dudas sobre cómo sería recibida por sus seres queridos. El gesto de su madre disipó cualquier incertidumbre, convirtiéndose en un poderoso mensaje de aceptación y amor.
El resto de los participantes también se emocionaron ante la escena, que marcó un momento único en la historia del programa. La dinámica del «congelados», que permite breves encuentros entre los jugadores y sus seres queridos, demostró una vez más su capacidad para generar instantes memorables y conmovedores.