Veintidós años después, Argentina recuerda el aniversario de la crisis ocurrida de diciembre de 2001: «El Argentinazo»
Hoy se cumple el 22° aniversario de uno de los episodios más significativos de la historia contemporánea argentina, la crisis de diciembre de 2001, también conocida como «El Argentinazo» o «el Cacerolazo». Este trascendental suceso marcó un quiebre político, económico y social que dejó una profunda huella en la memoria colectiva del país.
La crisis se gestó en medio de una compleja coyuntura económica, social e institucional que se prolongó desde 1998 hasta 2002. La recesión económica, que derivó en una crisis humanitaria, de representatividad, social, financiera y política, sentó las bases para la revuelta popular que culminó con la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa. Durante ese periodo, cinco funcionarios ocuparon el Poder Ejecutivo Nacional en pocos meses, sumiendo al país en una inestabilidad política sin precedentes.
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El punto de quiebre
El detonante de la crisis fue la imposición del «Corralito» el 2 de diciembre de 2001, una medida gubernamental que restringía la extracción de dinero en efectivo de los bancos, diseñada por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo. Esta medida afectó especialmente a la clase baja y a la clase media, generando fuertes restricciones para sus movimientos económicos.

El 13 de diciembre, las centrales obreras declararon una huelga general, y simultáneamente, se desataron estallidos violentos en varias ciudades del país, con saqueos mayormente protagonizados por sectores más perjudicados de la población, cortes de rutas y calles en distintas localidades.
La Masacre de Plaza de Mayo y la renuncia presidencial
La situación alcanzó su punto culminante la noche del 19 de diciembre de 2001, después de que el presidente De la Rúa anunciara el establecimiento del Estado de sitio. Esto provocó que decenas de miles de personas salieran a las calles en todo el país para expresar su descontento con el gobierno y los representantes políticos. La revuelta, en gran medida espontánea, se prolongó toda la noche y el día siguiente, resultando en la trágica «Masacre de Plaza de Mayo» del 20 de diciembre de 2001, donde 39 personas perdieron la vida.
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La renuncia de De la Rúa el 20 de diciembre a las 19:37 horas marcó un hito en la historia política argentina. Pero la inestabilidad institucional persistió durante los siguientes doce días. Tras su salida, le sucedieron cuatro presidentes en once días: Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde. La incertidumbre social y económica, junto con un amplio desconocimiento de legitimidad hacia los representantes políticos, se prolongaría en los años subsiguientes.

Las manifestaciones en las calles continuaron durante varios meses, organizadas a través de asambleas populares donde los participantes buscaban una refundación política que permitiera una mayor participación ciudadana y control sobre los representantes. Dos décadas después, la crisis del 2001 sigue siendo recordada como un momento crucial que marcó un cambio profundo en la relación entre la sociedad argentina y sus líderes políticos.
