Otro golpe a una familia de Lomas: le robaron los sensores de glucosa de una nena por segunda vez en la semana
La inseguridad golpea nuevamente a una familia. En menos de una semana, le robaron por segunda vez a la familia Alarcón y dejaron a Francesca, una nena de 10 años con diabetes tipo 1, sin los dispositivos esenciales para controlar su enfermedad. El padre de la menor, Ángel Alarcón, relató el hecho con desesperación y agradecimiento por la solidaridad de la comunidad.
El primer robo ocurrió el domingo pasado, cuando Francesca fue con su abuela a la feria de Villa Albertina en bicicleta. “Del canasto le robaron un bolsito donde llevaba la insulina de la nena, que es insulina dependiente. Llevaba una lapicera Novo Pen Echo con cartucho recambiable, una cartuchera negra con tabletas reactivas para medir la glucosa y un sensor de glucosa Freestyle. Ese sensor es muy avanzado: lo pasás con el cuerpo y, sin necesidad de pincharte, te dice la glucosa que tenés. Eso permite que la diabetóloga o nutricionista monitoree su avance en línea”, detalló Ángel.
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Gracias a la colaboración de vecinos y la empresa farmacéutica proveedora, la familia logró reponer los elementos robados. Le dieron 6 sensores y una Novo Nordisk. Sin embargo, la calma duró poco. Este martes por la noche, mientras Ángel participaba en una cena con compañeros de trabajo, delincuentes volvieron a atacar.
«Me quiero matar»
“Fui a buscar los sensores y la birome para la insulina esa misma tarde. A la noche, mientras estaba cenando, un chabón me rompe el vidrio trasero del auto, me roba la mochila y en la mochila se llevan los seis sensores. Me quiero matar”, contó Ángel a Lomas Conectado.
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El hecho ocurrió en la esquina de Bolívar y Colombres, en Lomas Centro y quedó registrado en las cámaras de seguridad de la zona. En las imágenes se ve a un hombre descender de un Fiat Siena color negro, revisar los vehículos estacionados y regresar minutos después para cometer el delito.
Los sensores robados son fundamentales para monitorear los niveles de glucosa de Francesca, permitiendo un tratamiento adecuado y en tiempo real. Ahora, la familia enfrenta nuevamente la urgencia de reponer estos dispositivos costosos y difíciles de conseguir. Pese a la adversidad, Ángel destacó la ayuda recibida: “Mucha gente buena se contactó conmigo para ayudar”.