Se trata de Juan Ameri quién fue removido de su banca luego de protagonizar escenas sexuales en una sesión parlamentaria a través de zoom durante la pandemia
Las vueltas de la vida. Quizás ese tendría que ser el título correcto para esta noticia. Juan Emilio Ameri, en septiembre de 2020 se convirtió en noticia nacional. En plena sesión ordinaria de Congreso (a través de Zoom) sentó a su pareja, le quito la remera y le besó los pechos. Todo aquello lo hizo pensando que tenía la cámara apagada. Hoy hay novedades sobre su caso: la justicia lo condenó a un mes de prisión en suspenso. Inesperadamente, afirmó que «es inocente y que va a apelar«. Pasó de ser diputado a vender pollos en Lomas.
Por aquel entonces, Ameri lo tenía todo. Era legislador por Salta. Un trabajo de privilegio con un sueldo de más privilegio aún. No obstante, echó todo a perder. A las horas del escándalo, presentó su renuncia la cuál fue aceptada de manera unánime por toda la cámara.
La condena que la justicia le dictaminó, es la de un mes de prisión en suspenso encontrándolo culpable de los delitos de «perturbación del orden de los cuerpos legislativos». Esto significa que no cumplirá la pena de manera efectiva. La ley entiende que «no es necesario llevarlo detenido». Como contraparte de esto, habrá una serie de actividades que deberá hacer como complemento a lo laxo de su sentencia.
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AMERI: «SOY INOCENTE
Es un apartado increíble de esta historia, a pesar de que quedó registrado por su propia cámara en pleno acto sexual, el ex diputado niega y subestima todo. «El fallo me parece una vergüenza. Soy inocente. De lo único que soy culpable es de no haber estado atento en mi horario de trabajo. Voy a apelar hasta las últimas consecuencias» expresó.
DE DIPUTADO A VENDER POLLOS EN LOMAS
«Pensé en 1000 maneras de suicidarme» expresó rotundamente Ameri ante los medios de comunicación. Debió dejar su domicilio en Salta y volver a Lomas, cerca de lo de su mamá, en Ingeniero Budge.
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Allí, trabaja en el emprendimiento familiar que tienen sus padres. Vende pollos, huevos y derivados. Él es quién atiende el comercio. «Trabajo todo el día. No me alcanza para llegar a fin de mes» expresó. En ese sentido, añadió: «En todo este tiempo, no recibí ni una sola palabra agresiva por parte de la gente. No le hice mal a nadie, solo me lo hice a mí mismo. Fue un pequeño descuido sin importancia».