230% de aumento desde diciembre de 2023 y contando: los aumentos en las tarifas de luz en el Conurbano
Las boletas de luz y gas se convirtieron en un nuevo dolor de cabeza para los hogares del Conurbano bonaerense. Desde este 1º de octubre, rige un nuevo incremento en la electricidad que alcanza a las zonas concesionadas por Edenor y Edesur, es decir, casi todo el Conurbano y la Ciudad de Buenos Aires. El aumento, según el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), ronda el 2% respecto de septiembre, aunque puede variar de acuerdo al consumo de cada familia.
Pero no es lo único: también habrá subas en el gas. Camuzzi Gas Pampeana, que abastece a gran parte de la provincia, trasladará a las boletas de noviembre un incremento estimado en 2,6%. En la práctica, significa que los próximos meses llegarán con facturas todavía más pesadas en un contexto donde el salario corre siempre por detrás.
Lee también:
- Banco Galicia: demoras en la compra de dólares
- Deterioro ferroviario: no hay trenes a Tucumán ni Córdoba

Una escalada que supera todo
Según el Observatorio de Tarifas y Subsidios de la UBA y el CONICET, entre diciembre de 2023 y septiembre de 2025 la luz aumentó un 230% en los hogares del Conurbano. En el mismo período, la inflación fue del 164%, lo que muestra que los servicios básicos se encarecieron mucho más que el resto de los precios.
Esto explica por qué cada vez más vecinos sienten que los aumentos se vuelven impagables: la factura ya no ocupa un lugar más dentro de los gastos fijos del hogar, sino que se lleva una porción cada vez mayor del ingreso mensual.
Lo que viene en 2026
El proyecto de presupuesto para el año que viene anticipa un camino similar al de estos últimos meses. Según cálculos del IIEP, el Gobierno busca que en 2026 los usuarios financien el 80,5% del costo de generación eléctrica, frente al 65% proyectado para el cierre de 2025.
Traducido: menos subsidios, más peso sobre los bolsillos de los hogares. La única incógnita es cuánto más se trasladará a las boletas, algo que dependerá también de la evolución del dólar y de los precios internacionales de la energía.
El vecino común, en el medio
Mientras los números se discuten en oficinas de gobierno, en los barrios la realidad es más cruda: familias que prenden menos luces, que piensan dos veces antes de encender la estufa o que directamente ya deben elegir entre pagar la boleta o estirar el sueldo para llegar a fin de mes.
La sensación generalizada es que cada ajuste se acumula sobre el anterior y que, lejos de traer alivio, la promesa de “ordenar” las cuentas públicas se vive como un esfuerzo diario en los hogares. En el Conurbano, donde los ingresos suelen estar más ajustados, la pregunta que se repite en cada mesa familiar es simple y contundente: ¿hasta cuándo vamos a poder bancar estas tarifas?
📌 Fuente: Infocielo