La ANMAT rectificó su alerta sobre el tomate triturado Marolio: El producto no representa riesgo sanitario.
En menos de 48 horas, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) pasó de advertir a los consumidores que no consumieran una popular salsa de tomate a confirmar que no hay riesgo sanitario. La polémica se desató tras una denuncia desde el municipio de Rojas, en la provincia de Buenos Aires, que señalaba la presencia de posibles gusanos en un lote del producto “Tomate triturado Marolio”, de 500g (Lote L25114, Vto. ABR 2027).
La advertencia inicial —con alto impacto mediático— generó preocupación en miles de hogares. Se hablaba de la posible presencia del parásito Microstomum sp., lo que llevó a la recomendación oficial de suspender su consumo mientras se realizaban los análisis pertinentes. Pero ahora, con estudios más detallados en mano, el organismo se echó atrás.
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Lo que reveló el nuevo análisis
Según el último informe oficial, se utilizó una lupa estereoscópica binocular con un aumento de 2X para examinar el contenido del envase sospechado. El resultado: lo que se creía que eran gusanos eran, en realidad, brotes blancos que nacen de las semillas del tomate. Se trataba de estructuras lisas y homogéneas, propias de un proceso de germinación, y no de parásitos ni agentes contaminantes.
Así, la ANMAT descartó categóricamente la presencia de Microstomum sp. y confirmó que el producto no representa un riesgo sanitario para la población.
Comunicado oficial y medidas preventivas
La empresa MAROLIO S.A. presentó a las autoridades sanitarias de Mendoza —provincia donde se elabora el producto— un informe de trazabilidad completo. En él se reafirma que lo hallado corresponde a un fenómeno natural de germinación en las semillas, sin implicancias para la salud.
Pese a la aclaración, la firma decidió continuar con el retiro preventivo del lote en cuestión, en coordinación con la autoridad sanitaria provincial, como medida de transparencia y responsabilidad empresarial.
La importancia del rigor antes de alertar
Este episodio deja al descubierto una tensión constante en la gestión de alertas sanitarias: el equilibrio entre la necesidad de prevenir riesgos y el deber de verificar los hechos con precisión científica antes de generar alarma pública. Aunque la rectificación fue rápida, el daño a la confianza del consumidor ya estaba hecho.