Familiares afirman que la investigación está estancada
Jose Gatto fue un vecino de los más queridos de Turdera. Bueno, amable y servicial, nunca imaginó que se convertiría en víctima de una entradera fatal que daría por título esta noticia: «abuelo asesinado».
El crimen ocurrió en 2021. Si bien la causa ya superó la instancia de juicio oral en la que delincuentes fueron condenados, familiares del jubilado afirman que aún hay prófugos y que nadie los busca. La acusación es grave: «nadie investiga al entregador, al que facilitó todo el crimen. Está inscripto en la causa pero nadie le hace preguntas».

ABUELO ASESINADO: cómo fue el crimen
Jose Gatto tenía 74 años. Cuándo entraron en su casa para robarle, estaba en completa situación de vulnerabilidad. No contentos con quitarle sus pertenencias y despojarlo de toda su dignidad humana, los reos lo asesinaron brutalmente.
Todo sucedió el 28 de mayo de 2021. Eran cuatro. Fueron en un Volkswagen Bora hacia el taller mecánico del abuelo ubicado sobre la céntrica y transitada Avenida Yrigoyen que a su vez, conectaba con la casa. Dos de los delincuentes fueron «campanas» y otros dos, los ejecutores. El jubilado se resistió y como consecuencia, fue baleado. Su hijo de 33 años fue molido a golpes. Solo se llevaron una camioneta y un celular.
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LA CAUSA ESTANCADA
Lo cierto es que el proceso judicial ha ido avanzado en sentido de que fueron transcurriendo las diferentes instancias, no obstante, los familiares resaltan que hay inconsistencias y que el peso de la ley ha mermado de lo que realmente debería ser. Acusan una laxitud y falta de investigación sobre determinados personajes involucrados en el crimen.
«Hay un prófugo que está en San Luis. Es de público conocimiento que está allí pero nadie va a buscarlo» expresó Agatta, hija del jubilado asesinado. Por otro lado, expresó que «al entregador nadie lo interroga, siendo que fue quién propició todo el crimen».
Sergio Martins, ejecutor del disparo fatal fue condenado a 33 años de prisión. Juan Martínez y Sergio Chendo, cómplices, a 12 años. Agatta, contó que Martins, cumple la pena pero en su casa. «Tiene una enfermedad terminal. Por eso goza de la toda la comodidad y el lujo de su hogar. No me parece nada justo. Es incomprensible que siendo asesino disfrute de la vida. Toda nuestra lucha por justicia es en vano».