Crisis alimentaria y social en Villa Fiorito: Largas filas en el Centro de Jubilados «Rompe el Encierro» para pedir comida
En Villa Fiorito, más precisamente en la calle Baradero, se encuentra el centro de jubilados «Rompe el encierro», un bastión de esperanza y apoyo en medio de la creciente crisis que enfrentan los adultos mayores de la comunidad. Además de ofrecer una variedad de actividades y talleres, este centro distribuye viandas de comida dos veces por semana, donde se forman largas filas de jubilados que esperan llevarse, para algunos, su único alimento del día.
Este martes, a las 11:30, ya se observaba una fila de personas esperando con sus tuppers para recibir la comida del comedor. Aunque el centro acoge a vecinos de todas las edades, predominan los adultos mayores, muchos de los cuales sobreviven con una jubilación mínima que no alcanza para cubrir sus necesidades básicas. Belén Ledesma, una de las encargadas del centro, explicó a El Diario Sur: “Los adultos mayores se encuentran en una situación crítica. Muchas veces tienen que decidir entre comprar los medicamentos o comer todos los días”.
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La situación se ha agravado desde que el comedor dejó de recibir alimentos del Gobierno Nacional, reduciendo la distribución de viandas de diaria a solo dos veces por semana, los martes y viernes. Sin embargo, la necesidad ha aumentado y cada vez más personas se acercan en busca de ayuda. “En el último tiempo se acercaron más abuelos al comedor y a las actividades porque cuando vienen meriendan y muchas veces lo hacen por eso”, cuenta Ledesma.
Historias de lucha y resiliencia
Rosa Chamorro, de 70 años, oriunda de Chaco pero residente de Fiorito desde hace 54 años, es una de las habituales del centro. “Este lugar me ayuda mucho porque con lo que cobro no me alcanza para nada, soy jubilada con el mínimo y no alcanza”, comenta Rosa, quien participó activamente en talleres y actividades del centro. Su preocupación por el futuro es palpable: “Nunca antes me había pasado esto, siempre alcanzaba la plata. Genera mucha preocupación, pienso qué van a hacer nuestros nietos el día de mañana”.
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Dolores Escobar, pensionada de 63 años, añade que la falta de trabajo en el barrio ha incrementado la demanda en el comedor. “La gente viene porque hay hambre. Está todo difícil, hoy en día la comida está muy cara y con un plato que lleva cada persona ayuda mucho”, explica Dolores. Además, destaca otro grave problema que afecta a los mayores: el acceso a la salud. “Hay jubilados y pensionados que no tienen obra social y no pueden comprar los medicamentos, cada vez es más difícil”.
Un espacio de apoyo y comunidad
El centro de jubilados «Rompe el encierro» no solo proporciona alimentos. Sus puertas están abiertas de lunes a viernes en Baradero 524, ofreciendo un espacio de encuentro, entretenimiento y compañía para las personas mayores del barrio. Los talleres, meriendas y actividades son una fuente de desahogo y alegría. “Hace dos años vengo siempre al centro de jubilados, la pasamos bien y nos desahogamos”, dice Rosa Chamorro, agradeciendo a las mujeres que trabajan allí.
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Las encargadas del centro señalan que muchos adultos mayores del barrio viven en soledad y encuentran en este espacio la contención y el acompañamiento que necesitan. En tiempos de dificultades extremas, «Rompe el encierro» se erige como un refugio indispensable para los jubilados de Villa Fiorito, ofreciendo más que solo alimentos: brinda esperanza y comunidad a quienes más lo necesitan.
Fuente: El Diario Sur.