Aprender a manejar tu propio auto puede empoderarte e independizarte de otras personas, ¿Vos también lo crees así?
El Día Internacional de la Mujer, una fecha emblemática que celebra la lucha histórica de las mujeres por la igualdad y la participación plena en la sociedad, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre ejemplos inspiradores de sororidad, libertad y empoderamiento. Aprender a manejar tu propio auto, por ejemplo, significa un sinónimo de empoderamiento que ayuda a liberarte de la dependencia de otros.
En este contexto, queremos contarte la historia de Rosy, la mente creativa detrás de «Solo Chic@s al Volante Inclusivo», una innovadora escuela de manejo que captó la atención y el corazón de muchos ciudadanos.
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Reinventarse para ayudar
Durante la pandemia por coronavirus, un periodo desafiante que obligó a muchos a reinventarse, Rosy se encontró ante la necesidad de adaptarse a la nueva realidad impuesta por el aislamiento social. Fue entonces cuando comenzó a realizar viajes, pero por cuestiones de seguridad, optó por viajar exclusivamente con mujeres.

Su experiencia se transformó cuando una de sus pasajeras, Emilce, le propuso aprender a manejar. A pesar de sus dudas iniciales, Rosy aceptó el desafío y descubrió que tenía un don innato para la enseñanza. Con el tiempo, esta iniciativa se expandió, atrayendo a mujeres de todas las edades y trasfondos, e incluso abriendo sus puertas a hombres interesados en aprender.
Seguridad y confianza en sí mismas
¿Qué es lo que hace que aprender a manejar sea tan significativo para estas mujeres? Rosy lo describe como algo más que el empoderamiento. El acto de dominar el volante no solo les otorga independencia y libertad, sino que también les brinda una sensación única de seguridad y confianza en sí mismas.
«Una vez que aprenden a manejar y obtienen los conocimientos necesarios para circular, trabajamos mucho sobre ellas, que se sientan seguras de sí mismas y que tengan la confianza necesaria para circular entre otros vehículos», explica Rosy. «Les muestro que esa fue su mejor decisión, haber elegido independizarse, no depender más de otras personas, de un colectivo, un remis, etc, es impagable».
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El impacto de esta labor no se limita al ámbito individual. Rosy y su equipo están capacitando a entre 25 y 30 mujeres diariamente, brindándoles las herramientas necesarias para alcanzar sus metas y conquistar nuevos horizontes. Es un proceso que va más allá de enseñar habilidades técnicas de manejo; es un viaje hacia la autoafirmación y la realización personal.



«Cuando las veo circular por las calles o me envían videos yendo de vacaciones o volviendo y manejando en la ruta, no te das una idea de todo lo que genera eso dentro mío», comparte Rosy con emoción. «Es hermoso y muy satisfactorio».

En este Día Internacional de la Mujer, historias como la de Rosy nos recuerdan el poder transformador del empoderamiento femenino y la importancia de construir una sociedad más inclusiva y equitativa para todos.