Se decidió separarlos en varias comisarías para que no unifiquen su discurso. Reciben visitas a diario de sus familiares. Algunos callan y otros suplican por libertad. Fueron convocados a una nueva indagatoria esta mañana
Cuando entregaron sus ropas manchadas de semen para ser peritadas en un laboratorio químico de la Policía de la Ciudad, los seis detenidos por la bestial violación grupal ocurrida a comienzos de este mes en Palermo no tenían otra cosa que ponerse. Entonces, les dieron la ropa que les tocaba: Mamelucos blancos. Luego, comenzaron a acostumbrarse a sus celdas. No estaban todos juntos. Fueron encerrados literalmente en seis comisarías distintas de la fuerza porteña. Ninguno está en contacto con el otro. La decisión oficial, desde el comienzo, fue separarlos para que no unificaran su discurso.