Víctimas de una concesionaria de Temperley denuncian que los acusados se fugaron y no devolvieron el dinero
Las víctimas de la concesionaria V-Lion Automotores, ubicada en Temperley, denunciaron que los responsables de la firma no se presentaron a una cita acordada para devolver parte del dinero invertido. Según relataron, al llegar al lugar pactado encontraron la oficina cerrada y sin actividad, lo que reforzó la sospecha de que los acusados se habrían fugado.
Eso es lo que aseguran las personas que denunciaron estafas por parte de la firma. Según relataron, los administradores de la concesionaria los habían citado para comenzar a devolver los montos invertidos. Sin embargo, al presentarse en el punto de encuentro —una oficina ubicada en el barrio porteño de Palermo— no encontraron a ningún representante de la empresa.
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“Tenía fecha de cobro, pero cuando fui para que me paguen, encontré que la agencia ya no funcionaba. No había nadie”, contó una de las damnificadas en declaraciones recogidas por La Unión. Otros denunciantes describieron la misma situación y coincidieron en un punto central: la promesa de reintegro nunca se cumplió.
El caso
El caso comenzó a tomar relevancia pública a mediados de septiembre. Desde entonces, lejos de aclararse, fue sumando capítulos. Este último —la supuesta fuga de los acusados— profundizó la incertidumbre de quienes esperan respuestas y, sobre todo, la devolución de su dinero.
La causa sigue abierta en la Justicia de Lomas de Zamora. El expediente está en manos de la UFI 8 y tiene a tres personas imputadas. Por el momento no hay detenidos. Las sumas denunciadas, que serían millonarias, tampoco se recuperaron.
Según consta en las denuncias judiciales, los clientes habrían entregado importantes montos como parte de pago por la compra de vehículos que nunca recibieron. En varios casos, aseguran que solo les entregaron un comprobante de seña sin validez jurídica. Cuando optaban por planes de pago, firmaban convenios de reserva y recibían un CBU para transferir la seña y comenzar a abonar cuotas.
Hoy, todo eso forma parte de una investigación que intenta reconstruir qué pasó con ese dinero y quiénes son los responsables. Mientras tanto, para las víctimas, la historia quedó suspendida en ese momento exacto en que llegaron a cobrar… y no había nadie del otro lado de la puerta.