Una falla global en los servidores de Amazon dejó sin funcionar este lunes a Mercado Pago y otras billeteras virtuales, generando un verdadero sismo en la vida cotidiana de millones de argentinos. Usuarios de todo el país reportaron que no podían pagar con sus celulares en comercios, cargar saldo o recibir acreditaciones. El efectivo, que aún funciona, escasea. Y el miedo a quedar «colgado» sin poder pagar se instaló rápido.
El problema se originó en un centro de datos clave que Amazon Web Services (AWS) tiene en Virginia del Norte, Estados Unidos. Una interrupción masiva en su sistema de bases de datos DynamoDB dejó fuera de servicio a más de 70 plataformas digitales a nivel global. Pero en Argentina, el golpe se sintió especialmente fuerte en Mercado Pago, el sistema de pagos más utilizado del país.
«No podía pagar el café, el kiosquero me miraba como si le estuviera haciendo una joda», contó Fernanda, una usuaria. En supermercados, verdulerías y estaciones de servicio se repitió la escena: clientes con el celular en la mano y el sistema bloqueado.
La dependencia de estas plataformas es total. No sólo porque son el medio habitual de pago, sino porque muchas personas las usan como cuenta bancaria: reciben su sueldo, pagan servicios, transfieren dinero. Y ahora, también, experimentan lo que pasa cuando el sistema deja de responder.
En las redes, el enojo y la ansiedad crecieron. Mercado Pago fue tendencia durante horas, sin que la empresa diera respuestas claras. La falla también afectó a Ualá, Naranja X y hasta algunos posnets de comercios tradicionales.
Aunque Amazon aseguró haber restablecido el servicio, muchos usuarios siguen reportando problemas: operaciones que no se acreditan, transferencias que no aparecen y pagos «fantasma» que figuran como realizados, pero no llegan a destino. La incertidumbre crece y las respuestas siguen siendo escasas.
Mientras Amazon trabaja para restablecer la normalidad, el episodio reabre un debate incómodo: ¿puede una economía hiperconectada funcionar con normalidad si depende de un puñado de servidores a miles de kilómetros?
Por ahora, la solución es simple pero brutal: tener algo de efectivo en el bolsillo. Si se consigue.