A los 36 años, falleció de cáncer la cantante y compositora Luvi Torres, referente del folclore contemporáneo
Esta semana se confirmó que la cantante y compositora Lucía Victoria “Luvi” Torres, falleció a los 36 años, tras más de dos años de enfrentar un cáncer. La noticia fue difundida a través de las redes sociales del Instituto Nacional de la Música (INM), que destacó su rol como una figura influyente dentro del folclore argentino.
Nacida en Buenos Aires, Torres desarrolló una propuesta musical singular, en la que integraba canto ancestral, folklore, rock y pop. Además de su faceta como cantante, fue una multiinstrumentista que incorporaba en sus presentaciones el bombo legüero, la caja chayera, la guitarra y el “bichito cordobés”, instrumento característico en sus composiciones.
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A lo largo de su carrera publicó los discos Ser el agua y Uoaei, el EP Transelementes y diversos sencillos. Su obra, además del aspecto musical, también reflejaba un fuerte compromiso con el medio ambiente, así como una mirada espiritual que entrelazaba elementos ancestrales y contemporáneos.
«Cantar sana»
El pasado 10 de mayo, la artista celebró su cumpleaños número 36 con una publicación en redes sociales en la que expresó: “Celebro mis 36 años habitando este planeta. Asumo por completo que me es imposible separar el proceso personal del proceso creativo y que estoy viva para crear y compartirlo. Pero sobre todo, y sigo aprendiendo, estoy viva para vivir y disfrutar de la vida. Suficiente”.

Torres impulsó espacios de sanación a través de la música, como “Crear Sana” y “Ser Canto Medicina”, donde promovía el uso del canto como herramienta terapéutica y espiritual. También participó de diversos proyectos internacionales como cantante y coach vocal, entre ellos “Zonda: Folclore argentino”, “Folklore en el Coliseo” y “Fuerza Bruta Wayra”.
En sus redes sociales, Torres relató que fue diagnosticada con cáncer en enero de 2023. Según compartió, optó por no seguir tratamientos médicos convencionales como la cirugía o la quimioterapia, y decidió embarcarse en un proceso de autocuración. En una publicación realizada en septiembre de ese año, escribió: “Me curé en abril de ese mismo año emprendiendo un viaje de autocuración donde puse a prueba mi método ‘Cantar sana’ y mis herramientas en chamanismo. No recibí ningún tipo de intervención alopática (…) y contra todo pronóstico y proyección externa de otras personas como miedo, envidia, descreimiento, desaprobación, me curé”.
Luvi Torres deja un legado artístico marcado por la fusión de géneros, el compromiso espiritual y el uso del arte como camino de transformación personal y colectiva.