«La Masacre de Avellaneda»: Hoy se cumplen 23 años del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán
Este 26 de junio se cumplen 23 años del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, dos militantes sociales que fueron asesinados por efectivos de la Policía Bonaerense durante una jornada de protesta en el Puente Pueyrredón, en Avellaneda, en el año 2002. El hecho marcó un antes y un después en la relación entre el Estado y los movimientos sociales, y dejó al descubierto el accionar represivo de las fuerzas de seguridad durante una profunda crisis económica, política y social en el país.
La denominada “Masacre de Avellaneda” ocurrió en el marco de una movilización convocada por diversas organizaciones piqueteras, que reclamaban trabajo y alimentos en un contexto de emergencia nacional. La represión policial se transmitió en vivo por los medios y dejó un saldo de más de 30 heridos y decenas de detenidos.
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Sin embargo, lo más grave resultó con el asesinato de los dos jóvenes. Kosteki, de 22 años, recibió un disparo en el pecho dentro de la estación Avellaneda del tren Roca. Mientras que a Santillán, de 21, lo ejecutaron minutos después, mientras intentaba asistir a su compañero herido.
Repercusiones y juicio
La conmoción social que siguió al crimen forzó la renuncia de funcionarios y precipitó el final del gobierno interino de Eduardo Duhalde, quien había asumido tras la crisis de 2001. “Los responsables políticos están más allá de los autores materiales”, había dicho Santillán en una entrevista semanas antes de morir. Su frase se convirtió con el tiempo en una consigna del movimiento popular que aún exige justicia completa.

En 2005, los comisarios Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta recibieron la condena de cadena perpetua como autores materiales de los homicidios, pero hasta hoy no se ha juzgado a los responsables políticos del operativo. Las organizaciones de derechos humanos y los familiares de las víctimas siguen reclamando el avance de las causas contra exfuncionarios del gobierno nacional y provincial de ese entonces.
Cada 26 de junio, agrupaciones sociales, estudiantiles y de derechos humanos se concentran en el Puente Pueyrredón, que desde 2013 lleva el nombre de Kosteki y Santillán, para recordar a los jóvenes militantes. El homenaje incluye marchas, actos culturales y una reafirmación del compromiso con la memoria, la verdad y la justicia.

A más de dos décadas, el caso continúa siendo un símbolo de la criminalización de la protesta social en la Argentina. Para muchos sectores, la masacre sigue siendo una herida abierta que interpela tanto al poder político como a las fuerzas de seguridad y a la sociedad en su conjunto.