Cristina Fernández de Kirchner ya no podrá volver a ocupar un cargo público. La Corte Suprema confirmó por unanimidad su condena a seis años de prisión por administración fraudulenta en la causa Vialidad y, con ello, también la inhabilitación perpetua para ejercer cargos electivos. La decisión, que lleva las firmas de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, marca el final del recorrido judicial iniciado hace más de una década.
El fallo impacta de lleno en los planes políticos que la expresidenta había relanzado hace apenas una semana. Cristina había anunciado su candidatura como legisladora provincial por la tercera sección electoral bonaerense, con la intención de competir en las elecciones de septiembre. El anuncio había sacudido el tablero peronista y activado especulaciones sobre un posible regreso activo al ruedo electoral. Hoy, ese escenario queda anulado por completo.

Aunque por su edad —72 años— podría cumplir la pena en arresto domiciliario, la repercusión política es inmediata: Cristina queda fuera de carrera. Esperó el fallo rodeada de dirigentes y militantes en la sede del PJ, en un gesto que buscó combinar resistencia con escenografía de despedida.
La Corte rechazó cada uno de los argumentos de su defensa y avaló la decisión del Tribunal Oral Federal 2, que la encontró responsable de haber direccionado 51 licitaciones de obra pública en Santa Cruz a favor de Lázaro Báez. También ratificó su absolución por el delito de asociación ilícita, al desestimar el recurso del fiscal Mario Villar que pedía agravar la pena.
“El debido proceso ha sido salvaguardado”, afirmaron los jueces. Respaldaron la validez del decreto 54/2009, que modificó un fideicomiso para canalizar fondos a Vialidad Nacional y fue considerado por la Justicia como clave en la maniobra de corrupción. “El beneficio económico obtenido” por Báez fue uno de los elementos centrales del fallo.
Cristina venía anticipando esta jugada. El sábado en Corrientes ironizó con que la querían presa. El lunes armó un acto en el PJ porteño con presencia estelar de Axel Kicillof. Con la sentencia firme, el peronismo entra en una nueva fase: sin Cristina en las boletas, pero con su sombra intacta.