Corte y tensión en Puente La Noria: piedras y gases lacrimógenos entre feriantes de La Salada, la Policía Federal y Prefectura
La protesta volvió a estallar este lunes en uno de los puntos neurálgicos del conurbano: feriantes de la feria La Salada cortaron completamente el Puente La Noria, que une Lomas de Zamora con la Ciudad de Buenos Aires. La manifestación, iniciada en las primeras horas del día, refleja la creciente tensión tras la clausura judicial del predio ferial y la detención de Jorge Castillo, conocido como el «rey de La Salada».
Carteles con consignas como «Somos mujeres solas» y «El trabajo es un derecho» evidencian el carácter desesperado del reclamo. Muchos manifestantes mostraban comprobantes de impuestos pagos, buscando despegarse de la criminalización generalizada. «Yo soy enfermera, pero gano más como feriante», confesó una mujer en medio del corte. Según los feriantes, hace cinco ferias que no pueden trabajar, y denuncian que la clausura afecta a miles de familias. «La Salada es una fuente de trabajo histórica», afirmó un puestero, que destacó la diversidad étnica del predio.
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El conflicto se agravó tras la decisión judicial de mantener cerrado el lugar por tres meses, luego de una megacausa por lavado de dinero y evasión. La fiscal Cecilia Incardona y el juez Luis Armella encabezan la investigación que, con 62 allanamientos y 21 pedidos de captura, busca desarticular un entramado de 89 sociedades y más de 160 personas. Punta Mogote SCA aparece como el eje del supuesto circuito de blanqueo.
La situación comenzó a tensarse con empujones y el lanzamiento de piedras. La Policía Federal y Prefectura iniciaron un operativo sin escudos, lo que fue calificado de desorganizado. La aparición de encapuchados lanzando proyectiles marcó un cambio en el tono de la protesta. Los efectivos retrocedieron, luego recibieron escudos y comenzaron a usar gas pimienta y balas de goma.
La escena se volvió caótica: entre los gases lacrimógenos y las piedras, muchos feriantes pacíficos, incluyendo mujeres con criaturas, quedaron atrapados. La contradicción fue evidente: mientras algunos generaban disturbios, la mayoría solo pedía volver a trabajar. «Nos obligan a esto», dijo un carrero. Otro apuntó al silencio de la Justicia.
En Argentina, más del 40% del trabajo es informal, y ferias como La Salada representan una porción significativa de esa economía sumergida. El uso de camiones hidrantes y gases es habitual en este tipo de operativos, pero también dispara denuncias por uso excesivo de la fuerza. El Estado, por ahora, elige el garrote sobre el diálogo.