Quien es León XIV, el nuevo Papa elegido en 2025: El Cónclave cardenalicio anunció este 9 de mayo con la elección del nuevo Sumo Pontífice
Ciudad del Vaticano – En una jornada histórica, el cónclave de cardenales reunido en la Capilla Sixtina eligió este jueves al nuevo líder de la Iglesia Católica: el cardenal Robert Francis Prevost, de 69 años, quien adoptó el nombre pontificio de León XIV. Su elección representa un giro significativo, tanto por su origen como por su perfil, en un contexto marcado por tensiones internas, demandas de reformas y desafíos globales para la institución.
Prevost, nacido en Chicago en 1955, es el primer estadounidense en convertirse en Papa. Hasta su elección, se desempeñaba como prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los cargos más influyentes del Vaticano. Su experiencia pastoral incluye misiones en Perú, donde pasó casi dos décadas, y una larga trayectoria dentro de la Orden de San Agustín, de la que fue prior general entre 2001 y 2013.
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Un nombre con mensaje: León XIV
La elección del nombre León XIV no es casual. Es la primera vez desde 1903 —cuando concluyó el pontificado de León XIII— que un Papa adopta ese nombre. El nuevo pontífice habría querido rendir homenaje a aquel Papa que impulsó la doctrina social de la Iglesia con la encíclica Rerum Novarum, un documento fundacional en la defensa de los derechos de los trabajadores. Con ese gesto, León XIV parece querer marcar el inicio de un papado con fuerte énfasis en la justicia social, el diálogo con el mundo moderno y la defensa de los sectores más vulnerables.
Un perfil austero y pastoral
Prevost es conocido por su estilo sobrio, su defensa del trabajo pastoral directo y su compromiso con las reformas promovidas por Francisco, el Papa emérito fallecido a comienzos de 2025. Su cercanía con América Latina y su dominio del español lo convierten en una figura accesible para los fieles del sur global, donde se concentra buena parte del catolicismo contemporáneo.
Durante su gestión en el Dicasterio para los Obispos, Prevost trabajó en la renovación del perfil episcopal, privilegiando pastores cercanos al pueblo por sobre figuras con aspiraciones políticas o de poder. También se mostró partidario de avanzar en la lucha contra los abusos dentro de la Iglesia y fortalecer la transparencia institucional.

Un papado con múltiples desafíos
León XIV asume el liderazgo de una Iglesia global que enfrenta profundas transformaciones: la secularización en Europa, el crecimiento del catolicismo en África y Asia, las crisis de credibilidad por los escándalos de abusos, y el desafío de conectar con las nuevas generaciones. Además, deberá gestionar la herencia de Francisco, que dejó una Iglesia en transición hacia una mayor sinodalidad, es decir, una participación más horizontal y colegiada en la toma de decisiones.
Con su elección, el cónclave parece haber buscado una figura que combine continuidad con renovación: un líder pastoral, con experiencia internacional y visión institucional, pero también con la fuerza simbólica de un nombre que remite a los grandes reformistas del pasado.
El mundo católico comienza ahora a mirar hacia León XIV con expectativa y atención. Su primer mensaje desde el balcón de San Pedro, en el que pidió “unidad, valentía y servicio a los más olvidados”, parece anticipar el tono de su pontificado.