Día Internacional del Perro Guía: el trabajo silencioso de un compañero invaluable de las personas con discapacidad visual
Cada último miércoles de abril se conmemora el Día Internacional del Perro Guía o Perro de Trabajo, una fecha destinada a reconocer la labor esencial que cumplen estos animales en la vida de personas con discapacidad visual. Más que una mascota, el perro guía es un aliado indispensable en la búsqueda de autonomía y movilidad.
Estos animales son entrenados desde cachorros para asistir a personas ciegas o con baja visión. Su preparación es compleja y prolongada: implica desde la socialización temprana hasta el dominio de habilidades avanzadas, como sortear obstáculos, reconocer escaleras, encontrar puertas o detenerse ante una situación de peligro. Uno de los aprendizajes clave en su formación es la “desobediencia inteligente”: el perro debe ser capaz de desobedecer una orden si ésta pone en riesgo a su usuario.
Lee también:

Tipos de perros
Las razas más utilizadas para este fin suelen ser el Golden Retriever, el Labrador Retriever y el Pastor Alemán, debido a su tamaño, temperamento y facilidad de adiestramiento. En primer lugar, durante el primer año de vida, los perros aprenden comandos básicos, a caminar con correa y a adaptarse a diferentes ambientes. Desde entonces, su entrenamiento se intensifica hasta alcanzar un nivel de precisión que les permite guiar con seguridad y eficiencia.
“El entrenamiento de un perro guía dura entre 2 y 5 años”, explican desde distintas escuelas de adiestramiento especializadas, que existen en varios países del mundo. “No basta con tener un animal dócil y amigable. Se trata de formar un asistente de movilidad confiable”.
Su función
Las personas que desean acceder a un perro guía deben cumplir con ciertos requisitos, que varían según la legislación de cada país. Entre ellos se incluyen estudios socioeconómicos, exámenes médicos, experiencia previa con bastón blanco, y la participación en cursos de capacitación para aprender a convivir y desplazarse con el animal.

A pesar de su capacidad, estos perros no pueden distinguir colores como el rojo y el verde, por lo cual no interpretan los semáforos. También se recomienda no tocarlos ni distraerlos mientras están trabajando, ya que podrían perder la concentración y poner en riesgo a su compañero humano.
Históricamente, se estima que la primera escuela de perros guía surgió en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, con el fin de asistir a los soldados que regresaban con secuelas de ceguera. Desde entonces, su rol ha cobrado cada vez mayor importancia, y en muchos países estos animales tienen derechos reconocidos, como el acceso a medios de transporte y espacios públicos.
En este día de homenaje, también se destaca el trabajo de los entrenadores y las instituciones que hacen posible esta labor silenciosa, pero fundamental. Sin ellos, sería imposible transformar a un cachorro en un verdadero guía de vida. ¿La clave? Una combinación de entrenamiento, paciencia, vínculo y respeto.