A 39 años del desastre de Chernóbil: la explosión nuclear que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad
Hace exactamente 39 años, en la madrugada del 26 de abril de 1986, una explosión sacudió el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil, en la entonces República Socialista Soviética de Ucrania. Aquel accidente, considerado el peor desastre nuclear de la historia, liberó a la atmósfera una enorme cantidad de material radiactivo que afectó gravemente a la salud humana, al medioambiente y a la percepción global sobre la energía nuclear.
Eran las 1:23 de la mañana cuando una prueba de seguridad mal ejecutada derivó en una serie de fallos catastróficos. El reactor se sobrecalentó, explotó y liberó una nube radiactiva que se desplazó rápidamente por Europa. Los primeros en sufrir las consecuencias fueron los trabajadores de la planta y los bomberos que acudieron a apagar el incendio sin saber que estaban siendo expuestos a niveles letales de radiación.
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La ciudad de Prípiat, situada a escasos 3 kilómetros de la central, fue evacuada 36 horas después del accidente. Para entonces, ya era tarde: más de 49.000 personas habían estado expuestas a niveles peligrosos de radiación. La evacuación se extendió luego a un radio de 30 kilómetros, creando una «zona de exclusión» que aún hoy permanece prácticamente deshabitada.
Las consecuencias fueron devastadoras
Se estima que decenas de miles de personas murieron o sufrieron enfermedades relacionadas con la exposición radiactiva. El número exacto continúa siendo motivo de debate entre científicos, organismos internacionales y gobiernos. Además, el desastre dejó una huella ambiental imborrable: tierras contaminadas, flora y fauna afectadas, y una región convertida en símbolo del peligro nuclear.

Chernobyl también significó un punto de inflexión político. La opacidad con la que las autoridades soviéticas manejaron la información generó una crisis de confianza interna y externa que algunos historiadores señalan como uno de los factores que aceleraron el colapso de la Unión Soviética.
En las últimas décadas, la zona de exclusión ha despertado un creciente interés turístico y científico. Documentales, series y visitas guiadas mantienen viva la memoria del desastre. A su vez, estudios recientes muestran cómo la naturaleza ha comenzado a adaptarse y reclamar el territorio abandonado por el hombre.
Chernóbil en la actualidad
A casi cuatro décadas de la tragedia, la zona de exclusión permanece bajo estricta vigilancia. La central de Chernóbil dejó de generar energía, pero todavía alberga personal encargado de monitorear la seguridad radiológica. La región es accesible únicamente para visitas controladas, como parte del conocido Tour de Chernóbil, que incluye paradas en el cementerio de maquinaria contaminada y otros sitios clave del desastre.

Desde 2016, la ONU estableció el 26 de abril como el Día Internacional de Recordación del Desastre de Chernóbil, con el fin de rendir homenaje a las víctimas y reflexionar sobre los riesgos de la energía nuclear. La efeméride recuerda no sólo a quienes perdieron la vida o su hogar, sino también la necesidad de reforzar la seguridad en el uso de tecnologías con un potencial tan devastador.