Polémica por la jornada laboral de 120 horas semanales impuesta por Elon Musk en una agencia gubernamental de EE.UU.
El magnate asumió el control del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado por Trump para reducir el gasto público. La medida impuesta por Elon Musk sobre la jornada laboral de 120 horas semanales, despierta preocupación por su impacto en la salud de los trabajadores.
Elon Musk volvió a estar en el centro de la polémica tras revelar que los empleados del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), organismo federal creado durante la gestión de Donald Trump, trabajan 120 horas semanales. Esta carga laboral, equivalente a 24 horas diarias durante cinco días a la semana, desató un debate en torno a las condiciones laborales dentro del gobierno estadounidense y sus efectos en la salud.
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Musk fue designado al frente de DOGE por el propio Trump, quien regresó a la Casa Blanca con la promesa de reducir el gasto estatal. El dueño de empresas como X (ex Twitter) y Tesla asumió la conducción del organismo con el objetivo de “potenciar la administración Trump 2.0”, según declaró en una reciente entrevista.
«Nuestros oponentes burocráticos, optimistas, trabajan 40 horas semanales. Por eso están perdiendo tan rápido», argumentó Musk al justificar la extensa jornada que impone a su equipo.
La Constitución de Estados Unidos contempla jornadas legales de 8 horas diarias, aunque en algunos estados, como California, se permite la extensión a 12 horas. Sin embargo, el régimen de 120 horas semanales excede ampliamente los límites legales y genera preocupación entre especialistas en salud laboral.
Consecuencias de las jornadas laborales prolongadas
El portal Times of India, en base a información proporcionada por la Mayo Clinic, advierte que jornadas laborales prolongadas pueden derivar en «aumento de peso, un índice de masa corporal de 30 o superior, diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y depresión». Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sostienen que dormir menos de siete horas por día «puede provocar graves problemas de salud».

Una semana tiene 168 horas. Si se descuentan las 120 horas laborales, quedan apenas 48 horas disponibles para dormir, comer, trasladarse y realizar cualquier otra actividad. En términos prácticos, esto implicaría vivir en función del trabajo.
La situación expone un dilema sobre el equilibrio entre eficiencia estatal y bienestar de los trabajadores. Mientras el Gobierno busca reducir el gasto público, los métodos implementados por Musk reabren un viejo debate sobre los límites del rendimiento humano y los derechos laborales en tiempos de alta exigencia política y económica.