Empleada de bazar denuncia acoso y agresión por parte de una mujer que intentó robar en el local hace más de un año
En la localidad de Lomas de Zamora, una empleada de un bazar denuncia ser víctima de acoso y agresión constante por parte de una mujer, quien habría intentado robar un vaso del local hace casi un año y medio. Según relató Noelia, trabajadora del establecimiento, esta pesadilla «empezó en julio del año pasado», cuando sorprendieron a la mujer robando.
En una comunicación con «Lomas Conectado», explicó que “una compañera la vio llevándose un vaso, le pedimos que lo devolviera, y reaccionó con amenazas y comentarios violentos”. El bazar, ubicado en la calle República de Siria al 100, a pocos pasos de la estación de Lomas de Zamora, se convirtió desde entonces en un lugar de hostigamiento para la trabajadora, quien asegura que la mujer comenzó a pasar diariamente frente al local a observarla e intimidarla. Incluso pasaba con menores, que se cree que podrían ser sus hijos.
Lee también:
- Pelea entre vecinos mato a una vecina de 4 balazos frente a sus hijos
- Turdera: falleció el vecino víctima de una entradera
Tras varios meses de esta situación, la mujer dejó de aparecer, pero en mayo de este año volvió a presentarse en el local y, según las imágenes captadas en video, intentó agredir nuevamente a Noelia. La trabajadora decidió entonces hacer una denuncia formal. Sin embargo, no le tomaron la denuncia, y mientras tanto, el acoso continuó.
Un tarde de terror
Este pasado sábado 2 de noviembre, alrededor de las 19:50 horas, la situación escaló nuevamente. La mujer, acompañada de cuatro menores, golpeó la vidriera del local y comenzó a arrojar vasos. Ante el temor, Noelia usó gas pimienta para defenderse. “Llamamos a la policía, pero nunca llegaron”, relató la empleada, quien además denunció que al intentar buscar asistencia en la estación de tren, no encontraron agentes en servicio que pudieran intervenir.
Desesperada, Noelia realizó otra denuncia en línea y adjuntó videos y testimonios, pero fue informada de que, al no contar con la identidad de la agresora, las autoridades no podían otorgarle una restricción perimetral ni un botón de pánico. “Solo nos dicen que llamemos a la policía cuando la veamos, pero siempre que llamamos, no llegan o ella ya se fue”, expresó con frustración.
En este contexto, Noelia teme por su integridad. «No sé con qué va a venir la próxima vez», confesó, agregando que aunque la trasladen a otra sucursal, las demás empleadas también siguen siendo vulnerables, ya que vive en la misma zona.