Estudio revela las medidas promedio del cuerpo argentino y expone fallas en la implementación de la Ley Nacional de Talles
Un reciente estudio realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) reveló importantes diferencias entre las medidas promedio del cuerpo del ciudadano argentino y los estándares de talles europeos que dominan el mercado de indumentaria. La investigación, denominada Estudio Antropométrico Argentino (EAAr), utilizó tecnología de escaneo 3D para recolectar datos en 16 provincias y más de 20 ciudades, destacando la falta de alineación entre las proporciones de la población y los talles disponibles en las tiendas.
Según el EAAr, las mujeres argentinas presentan una altura media de 1,61 metros, frente a los 1,70 metros que suelen utilizar las marcas internacionales como base para sus patrones. Además, las medidas promedio de busto, cintura y cadera (90-102 cm, 74-86 cm y 102-105 cm respectivamente) reflejan una figura más curvilínea que los patrones utilizados por la industria.
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En el caso de los hombres, la altura promedio es de 1,73 metros, con una cintura de 93 cm y una cadera de 103 cm. Estas cifras subrayan la desconexión entre la fisonomía de los argentinos y los talles que ofrecen las marcas, lo que a menudo genera frustración y dificultades al momento de comprar ropa.
La Ley Nacional de Talles: implementación estancada
En 2019, la Ley Nacional de Talles (27.521) se promulgó con el objetivo de establecer un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI) basado en las medidas reales de la población argentina. Sin embargo, a pesar de su reglamentación hace más de tres años, su implementación aún no es una realidad. Aunque el INTI ha diseñado las primeras tablas de talles reales a partir del estudio antropométrico, la industria textil sigue en gran medida anclada a patrones europeos, sin adoptar las medidas locales.
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El estancamiento en la aplicación de la normativa responde a dos factores: por un lado, a la falta de decisión política para avanzar en la implementación; y por el otro, a la reticencia de la industria, que prefiere continuar utilizando talles estandarizados en lugar de invertir en adaptar sus modelos a los patrones locales.
La urgencia de un sistema de talles inclusivo y adecuado
La creación de un sistema de talles que refleje las características físicas de los argentinos podría generar beneficios tanto para los consumidores, quienes tendrían acceso a ropa que se ajusta mejor a sus cuerpos, como para las marcas, que verían una demanda más satisfecha. Sin embargo, sin voluntad política para hacer cumplir la ley, y sin un compromiso de la industria para adaptar sus productos a la realidad del consumidor local, el Sistema Único de Talles podría seguir siendo una promesa sin cumplir.
A medida que crece la demanda de talles inclusivos y reales, la implementación de esta ley se posiciona como una deuda pendiente con la sociedad argentina, que reclama un cambio efectivo que elimine las barreras a la hora de vestir, ofreciendo opciones que respondan a sus necesidades y particularidades físicas.