El Día Internacional del Café: una celebración global de historia, cultura y sostenibilidad
El 1 de octubre se celebra el Día Internacional del Café, una fecha que rinde homenaje a una de las bebidas más consumidas en el mundo. Más allá de su capacidad para despertar a millones de personas cada mañana, el café tiene una rica historia cultural y económica que se remonta siglos atrás.
Una tradición que cruza fronteras
Desde la primera taza matutina hasta las conversaciones compartidas alrededor de una mesa, el café ha sido un compañero fiel en la vida cotidiana. Su valor no reside solo en el sabor, sino también en la experiencia que lo rodea: ese momento de pausa que ofrece en medio de la rutina.
El viaje del café comienza en Etiopía, donde, según la leyenda, un pastor llamado Kaldi notó cómo sus cabras se volvían más enérgicas después de consumir las bayas de un arbusto de café. Este descubrimiento marcó el inicio de una expansión que llevó al café a consolidarse como una bebida popular en el mundo árabe.
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Para el siglo XVII, el café ya había cruzado las fronteras hacia Europa, donde no solo encontró un mercado creciente, sino que se transformó en un centro de interacción social. Las cafeterías que comenzaron a florecer en las principales ciudades europeas se convirtieron en espacios de encuentro y debate, un rol que sigue desempeñando hasta hoy.
Una fecha para reflexionar
El Día Internacional del Café se insen 2015 por la Organización Internacional del Café (OIC) para crear conciencia sobre la importancia de un consumo y comercio sostenible de esta bebida. El 1 de octubre fue la fecha elegida por coincidir con el inicio de la temporada de cosecha en muchos países productores, lo que convierte a esta celebración en un reconocimiento al esfuerzo de los agricultores y a la cadena productiva que sostiene a la industria.
Más allá de la taza
El café, además de ser un producto de consumo diario, es un motor económico para millones de personas en todo el mundo. Los países productores, principalmente ubicados en América Latina, África y Asia, dependen en gran medida de la producción y exportación. Este sector enfrenta desafíos relacionados con el cambio climático, los precios fluctuantes y las condiciones laborales, por lo que promover prácticas más sostenibles es una necesidad urgente para asegurar su futuro.