159 años del primer tren en Lomas de Zamora: Una de las primeras estaciones del ferrocarril en la Zona Sur del Gran Buenos Aires
El 14 de agosto de 1865, hace 159 años, el primer tren atravesó Lomas de Zamora, marcando un hito en la historia ferroviaria argentina. Este acontecimiento fue parte de la inauguración del Ferrocarril del Sud, cuyo recorrido inicial conectaba Plaza Constitución con Jeppener, en un trayecto de 77 kilómetros que fundó varias estaciones en la Zona Sur del Gran Buenos Aires.
El proyecto del Ferrocarril del Sud había comenzado con la inauguración de la Estación Central en Plaza Constitución en marzo de 1864, con el ambicioso objetivo de transportar pasajeros hasta Chascomús. Un año y medio después, se completó el primer tramo que incluía la primitiva «Estación Lomas», ubicada en la actual calle Pereyra Lucena, a unas cuadras de la estación actual.
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En ese momento, las estaciones que hoy conocemos como Banfield, Temperley, Turdera y Llavallol no existían, por lo que la distancia entre las estaciones era considerablemente mayor. La parada anterior al arribo a Lomas de Zamora era Barracas (posteriormente conocida como Avellaneda y hoy llamada Darío Santillán y Maximiliano Kosteki), mientras que la siguiente estación era Glew.
El Recorrido Inaugural del Primer Tren:
- Plaza Constitución
- Barracas (actual Darío y Maxi)
- Lomas de Zamora
- Glew
- San Vicente (actual Alejandro Korn)
- Domselaar
- Ferrari (actual Coronel Brandsen)
- Jeppener
Ese mismo año, en diciembre, el Ferrocarril del Sud se extendió hasta Facio (luego renombrada Altamirano), Gándara y finalmente Chascomús, alcanzando una longitud total de casi 114 kilómetros. Más tarde, se fueron añadiendo estaciones intermedias que hoy forman parte de la línea Roca.
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El periodista Luis Legnani, en su libro Un Lomas que yo he visto, evocaba cómo era un viaje desde Constitución hasta Lomas de Zamora en 1865: «El horizonte se recortaba a la distancia, en largos trechos, por un almacén de Ramos Generales o por la clásica pulpería, refugio acogedor y obligado de los pobladores, gauchos y campesinos en su mayoría, que habrán mirado asombrados el paso humeante y veloz del tren que en pocos minutos unía Buenos Aires con su pueblo, cuando ellos necesitaban horas de caballo o de la mensajería para realizar el mismo recorrido».