Un llamado telefónico anónimo advirtió la presencia de explosivos en un polo estudiantil dónde confluyen varias instituciones
PRIMICIA.El comienzo de la semana comenzó de manera agitada en San José nada más ni nada menos que por la alarmante alerta de una amenaza de bomba. La misma se recibió en las primeras horas de la mañana, suspendiendo por completo la jornada de clases. Como añadidura del peligro, los presuntos explosivos se hallaban escondidos en una zona dónde se encuentran varios colegios.
La tensión para los adultos y el extenso recreo para los jóvenes tuvo lugar en la calle Pío Collivadino, popularmente conocida como San Eduardo, al 441. Esto es a tan solo cuatro cuadras de Pasco y Salta, centro de San José, y cinco cuadras de Cerrito. Allí se encuentran dos establecimientos educativos: el Instituto Juan XXIII y la Escuela Secundaria N °15 Vicente Sierra. Están pegados, uno al lado del otro. La cantidad de alumnos es exorbitante. Sumando ambos colegios, se trata de una multitud. Por extensión, a dos cuadras hacia cada lado, también hay dos instituciones más: el Jardín de Infantes del Juan XXIII y la Escuela N° 54.
Es por esto que ante la advertencia de explosivos mediante una llamada al 911, las autoridades policiales desplegaron un importante operativo que como primera instancia, interrumpió la jornada estudiantil realizando una evacuación completa de ambos establecimientos.
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La policía, intervino el tránsito en las cuatro direcciones posibles estableciendo un perímetro de seguridad. Los cortes se realizaron sobre Pio Collivadino a la altura de Alemania y luego sobre La Madreselva, dónde se encuentra un tercer colegio: La Escuela de Educación Media N° 54.
Acudió Defensa Civil, los Bomberos Voluntarios de Lomas de Zamora, Dirección de Tránsito municipal y grupos especiales de la brigada antiexplosivos. La evacuación de los alumnos se realizó en el Campo de Deportes del Instituto Juan XXIII ubicado justo frente al colegio. No obstante, ante el temor de las posibles bombas, muchos padres optaron por llevarse a sus hijos a sus casas. Finalmente, todo se trató de una falsa alarma.