Personas de todo el mundo llegan a su casa de Temperley para vivir la experiencia
Sin lugar a dudas, una gran historia. Se trata del vecino Fernando Recalt. Apasionado por la patineta, en pandemia armó una pista de skate en su propia casa dónde también, aloja a los extranjeros que llegan a visitarlo desde todas partes del globo, en especial, de Sudamérica.
En su pasión de compartir su hobby, Fernando, les brinda clases a los vecinos. Todos quienes quieran aprender el arte, los trucos, la magia y los secretos del skate, llegan a visitarlo. Es la expresión misma de la pasión. Hoy en día, con sus 46 años, sigue disfrutando de lo que tanto ama hacer.
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El skate como medio de vida
«Patinar es mi refugio, fue mi refugio y lo será siempre» comenzó diciendo Recalt. Lo cierto es que la vida lo fue llevando a tal punto que logró encontrar la manera de compartirlo con los demás. Así es que hoy en día, existe la Red House Bowl, el circuito de skate en su propia casa. Hoy en día, se convirtió en el punto clave del distrito siendo un lugar para la socialización en dónde van chicos desde los seis años de edad hasta gente adulta de más de 50.
Fue así como decidió compartir a través del internet su emprendimiento que conecta un modo de sustentabilidad económica con su pasión. Publicó su vivienda en Skatebnb, un sitio web de alojamientos acondicionados para la práctica del deporte de las patinetas.
De esta manera, cobrándoles el alquiler, sin darse cuenta Fernando comenzó a propiciar y generar el turismo de habitantes de cualquier parte del mundo, en especial de Sudamérica, a Temperley.
Emocionado, Fernando expresó «tengo a los mejores vecinos del mundo porque esto viene hace un montón y ellos nunca se quejaron, por el contrario siempre apoyaron este proyecto, ellos son parte».
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En cuanto al futuro del skate, el deporte que es su razón de vivir, Fernando dejó un mensaje contundente y esperanzador para todos los amantes del hobby: «estoy está resurgiendo. Cada vez somos más».
